Piedras Blancas, I. URÍA

El Hispano se despide esta tarde de su afición con el regusto amargo de saberse equipo de Preferente. El partido será con toda seguridad el último en el banquillo castrillonense de Leandro Fernández, que dejó caer semanas atrás que la próxima campaña dirigirá a otro conjunto. Con la temporada a punto de echar el cierre, la visita del Ribadesella se queda en mera anécdota, un partido intrascendental para dos equipos sin objetivos en mente.

El técnico local no podrá contar con Guti, aquejado de un esguince de tobillo, y la epidemia de lesiones en el juvenil ha propiciado que ni siquiera sepa bien con qué efectivos de las categorías inferiores podrá completar la convocatoria. Escudero será el único fijo, y el resto de nombres los elegirá el entrenador del conjunto juvenil.

Conscientes de que los dos encuentros que restan sólo sirven para alargar la agonía, en la plantilla castrillonense el sentimiento generalizado es el deseo de que termine cuanto antes. En la primera vuelta, el Ribadesella se impuso ante su afición por un ajustado 2-1. Leandro aseguró que el reto para las jornadas de propina será «acabar la temporada lo más decentemente que podamos». Los de Piedras Blancas pondrán fin al suplicio la próxima semana en el feudo del Sporting B.

Además de hablar con el técnico para conocer sus intenciones, el club comenzará la ronda de conversaciones con la plantilla para saber qué jugadores están dispuestos a quedarse en el equipo el próximo año en Preferente.