El Oviedo sucumbió en La Xungueira ante un Tapia más necesitado de puntos que los oviedistas, ya que éstos acudían con los deberes hechos, aunque la intención de Paco Carrasco era conseguir el triunfo para batir el récord de puntuación de la competición liguera, algo que no podrá conseguir tras la derrota, ponga como se ponga el técnico azul.

Carrasco concedió minutos a aquellos jugadores que menos los habían tenido en lo que va de temporada, así como a jugadores que considera piezas fundamentales para la fase de ascenso y que han estado lesionados. Era para unos un premio por su trabajo a lo largo de la temporada y para otros la puesta a punto. Pero tanto unos como otros, salvo honrosas excepciones, no estuvieron a la altura de la camiseta que visten, aunque quizás alguno de ellos, por eso de verse equipados de negro, pensaba que jugaba en otro equipo y que los que tenía enfrente, con camiseta azul, eran realmente sus compañeros.

Orgullo, valor y garra son palabras que se dicen en el himno del Oviedo y que, por consiguiente, deberían saber los que domingo tras domingo visten la elástica azul. Pero en La Xungueira no hubo ninguna de las tres cosas. Si hubiesen puesto algunos las ganas de los jugadores del Tapia, a estas horas aún se podría pensar en un récord de puntuación y no se habría dado una imagen tan deplorable como se ofreció. Al final del encuentro Carrasco volvió a deleitar a los medios de comunicación. Como hombre mediático ha sido lo mejor que le ha pasado al Oviedo, sale a cuatro titulares por cada día que comparece. Como entrenador y máxime responsable de la primera plantilla ha aprobado el primer parcial, más bien con nota baja, y ahora se enfrenta al examen final, que esperemos por bien de todos no sólo apruebe, sino que saque sobresaliente.

Insiste el responsable de la parcela deportiva del primer equipo del Oviedo que está desapareciendo la nube negra y los que sean pesimistas que sigan en ella. No sé quién le vendió la historia a Paco Carrasco de la nube negra que perseguía al Oviedo, pero aprendió bien la lección porque lo repite con frecuencia y no se apea de ella. Aquí no existe ninguna nube negra, lo que hay es un ansia desmedida en todos los estamentos de la sociedad de que el Oviedo salga de una vez por todas del pozo de la Tercera División. Cuanto más arriba esté el conjunto oviedista, mucho mejor será para todos los estamentos relacionados con el club, desde el propio técnico hasta los jugadores, pasando por los medios de comunicación y por el resto de la ciudad. Olvídese de una vez por todas de la nube negra, ésa tan sólo existía en los tiempos de la vieja Ensidesa; ahora se respira aire puro y con ansias de ver buen fútbol, algo que tan sólo en contadas ocasiones se vio en el Carlos Tartiere, a pesar de esos regalos como dice de los cincuenta y ocho goles en el municipal ovetense.

Afirma Carrasco que tiene balas de sobra en la cartuchera. Al aficionado de a pie, ese que va como puede hasta Tapia o hasta Ribadesella para apoyar a su equipo, el número de balas le importa un comino. Lo único que quiere es que tenga una y sea suficiente para ascender a Segunda B. Lo demás le tiene sin cuidado. Da lo mismo que tenga muchas, sean de oro o de níquel. Lo importante es que la última bala funcione y funcione bien y que el retroceso no impacte al que maneja el revólver.