Con los debidos respetos y la adecuada prudencia que exigen los acontecimientos futbolísticos, se puede asegurar con rotundidad que las cuentas, tras otro domingo de gloria, ya salen. Quedan quince puntos en juego y hacen falta once para que, haga lo que haga la Real Sociedad, el ascenso sea un hecho. O sea, los nueve puntos de casa y dos empates en las dos salidas pendientes, a Vitoria y Castellón.

Pero ya se sabe que algún punto puede dejarse la Real por el camino que le queda, por lo que quizá no haga falta llegar a los once de la fama. Eso son las cuentas que ya están echadas desde que terminara en la tarde del domingo el encuentro del Carranza, estadio que tendrá que cambiar de nombre por aquello de la aplicación de la ley de memoria histórica. Mondo cane.

El Sporting sabe desde ayer que juega el sábado a la hora de la tele, las seis y media de la tarde, ante un Salamanca caído frente al Numancia, que celebrará al mediodía el ascenso. Siempre que no aparezca un ciclón por Los Pajaritos y obligue a retrasar el festejo.

El Numancia, llevado con mano de santo por Gonzalo Arconada, hermano del histórico portero, volverá a disfrutar de la Primera. El mérito soriano es enorme dado el escaso apoyo popular que tiene el club, ubicado en una provincia escasa en población, pero no en entusiasmo y conocimientos futbolísticos.

El Sporting, a cinco jornadas del fin, a lo suyo. Villarreal, Mallorca y Sporting son los tres únicos equipos que en las cuatro últimas jornadas del fútbol profesional español han logrado sumar todos los puntos posibles, doce. De ahí la impresionante marcha de los tres. Uno se se ha hecho con el subcampeonato de Liga, el otro acaricia la Copa de la UEFA y el tercero, el de aquí, el ascenso. Con sumas así, lo que hagan los demás tiene escasa importancia.

El panorama está tan despejado que los ojos se ponen ahora en el Málaga, y no en la Real, que ha de esperar más de un tropiezo de los antecesores para poder meterse en el trío de cabeza. A cinco jornadas del fin, las cuentas salen con cierta comodidad, pero sin ni un gramo de confianza. Los puntos precisos hay que sumarlos, no soñarlos.

En Vigo, por el contrario, no sale ni una cuenta, salvo la plusmarca nacional de entrenadores. Ya van cuatro en esta Liga. El asturiano Alejandro Menéndez releva a Antonio López, que no ha podido encarrilar lo que se torció hace muchos meses. La cantera de Mareo sigue dando frutos en el terreno de juego y en los banquillos. Y eso, pese a los diez años seguidos en Segunda.