Gijón, J. E. CIMA

Sólo 60 entradas quedan a la venta en la taquilla de El Molinón para los aficionados rojiblancos que quieran ver el domingo por la noche el partido Alavés-Sporting. Las otras 2.000 se vendieron rápidamente ayer por la tarde en 40 minutos. Incluso hubo nervios al inicio de venta (17 horas) porque dos peñas rojiblancas, la de Omar, de Avilés, y El Brujo, de Noreña, adquirieron dos tacos con 162 entradas.

Muchos temían entonces que se iban a acabar pronto las localidades y que aquella cola, con más de cien personas, se iba a quedar la mitad sin entradas, después de horas de espera. Felizmente muchos aficionados iban sólo por tres o cinco entradas porque tienen previsto viajar en coche a Vitoria para regresar pronto por la madrugada para trabajar de lunes. Ésa va a ser en esta ocasión la otra gran caravana rojiblanca al iniciarse el partido tarde (20.30 horas).

La primera en llegar a la cola fue Toñi, de El Entrego y vecina de Oviedo, que llegó a las 5.20 horas del miércoles al estadio de El Molinón. Aparcó la furgoneta ante la oficina del abonado esperando por las 7 entradas que se venderían 12 horas después. Poco después llegaron representantes de la peñas rojiblancas Canella de Laviana y El Indio de Blimea, que buscaban 57 y 61 localidades, cada una. Toñi les dio café y les dejó unas mantas para sentarse en el suelo. Así se juntaron medio centenar de personas hasta las 10 de la mañana. Hora en que se abrió la oficina del abonado rojiblanco y el empleado decidió, con buen criterio tomar nota de todos y reservarles las entradas para la tarde para no martirizarles otras 7 horas de cola. Como muchos representaban a peñas, también había socios particulares, quedaron ya aparcadas las 900 localidades, con lo cual quedaban sólo 1.143 entradas.

A continuación empezó otra cola. El primero fue el poleso Angel Camblor, que llegó a las 10.25 horas, y la segunda la gijonesa Lidia. Fueron los primeros afortunados en tener las manos las entradas, a las 17.04 horas, cuando se abrieron dos taquillas. Camblor, de Pola de Siero, mostraba sus cinco localidades orgulloso porque «mereció la pena esperar para ir a apoyar al equipo en Mendizorroza». Lidia enseñaba contenta las nueve entradas que «son para amigos que vamos en coche para volver pronto a trabajar».

A continuación, Sampedro, de la peña Omar de Avilés, puso sobre la taquilla 3.675 euros (Más de 600.000 de las antiguas pesetas) para comprar 105 entradas. Miguel, de la peña Edujor de Mieres, también sacó otro fajo de 3.045 euros (más de 500.000 de las antiguas pesetas) para adquirir 87 localidades y el representante de la peña El Brujo desembolsó 2.000 euros para comprar 57 localidades. El público de la cola al ver llevarse tantos tacos de entradas tuvo miedo de quedarse sin ellas y empezaron a ponerse nerviosos. Más, cuando escucharon a María, que las despachaba en la taquilla, «esto se acabará pronto y no quiere mandar ya más».

Casi hubo pánico y los encargados de comprar entradas comunicaban por el teléfono móvil que igual se terminaban. Pero cuando ya las tenían en sus manos volvían a llamar para gritar alegres «Ya las tenemos», «vaya apuros que pasé», «ya podemos viajar y apoyar al equipo en Vitoria». Hasta hubo la picaresca en esa larga cola, como un joven que pidió dos entradas y entregó lo justo: un billete de 20 y otro de 50 euros. La taquillera le dio las dos entradas, pero rápido gritó «este billete no vale que es una fotocopia de uno de 50». El joven dio la vuelta y dijo «resérvamelas que voy a por más dinero». No volvió.

El Alavés anuncia que no manda más entradas al Sporting y argumenta que son por motivos de seguridad e indicaciones de la Policía autonómica.