La ocasión no la desaprovecharon los locales y el capitán Vilaseca acertaba con la transformación de la pena máxima. Los del Caravaca lograban así lo que querían, ponerse por delante en el marcador.

Se pensaba que tras el descanso Carrasco daría un aire más ofensivo al equipo y que tenía que intentar marcar algún gol, pero el técnico no hizo cambios, ni parece que tuviera intención de hacerlos.

Y pudo empatar el conjunto oviedista cuando el defensa local Dioni dio la sensación de que derribó a Bruno en el área, pero el árbitro, hasta entonces con tintes muy caseros, no sólo no señaló penalti, sino que mostró cartulina amarilla al jugador oviedista. Mario Prieto gozaría poco después de una buena ocasión, pero el lanzamiento se le fue demasiado alto.

Fueron avisos que sirvieron para espabilar a los locales. Pusieron una velocidad más en su juego, presionaron un poco más y los goles no tardaron en llegar. Una pérdida de balón cerca del área del Oviedo sirvió para una buena colada de Josevi por la derecha, su pase fue cabeceado a al centro del área por Juami y Pelusa, muy atento, marcaba el segundo gol para su equipo ante el delirio de la afición local, que no se podía creer que su conjunto pasase por encima de todo un histórico como el Oviedo. Tampoco los seguidores azules se lo podían creer.

Pero lo peor estaba aún por venir. En dos nuevos contragolpes los locales marcaros dos más, aunque Carmona consiguió un gol para la esperanza, aunque para ello se necesita el apoyo de la siempre fiel afición, pero con otro técnico en el banquillo.

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