Cada cosa en su sitio y a su tiempo: 248.000 asturianos de media siguieron en la noche del sábado (el 59,5 por ciento de quienes veían la tele) el concurso musical que hace cuarenta años ganó Massiel. Una audiencia que prueba por dónde van los tiros y que demuestra que el mundo es grande, muy grande. Le digo a usted, señor de guardia, que hay días en los que se cree el ombligo del mundo. Del partido del domingo, por aquello de que se ofreció en codificado, no hay datos, pero la audiencia entre el universo rojiblanco tuvo que ser enorme, a la vista de cómo estaban de abarrotados los establecimientos públicos. El lunes amaneció también repleto de comentarios sobre la ocasión de Barral en el descuento de Vitoria. El jugador da sus explicaciones en otro lugar del periódico. Hay, como tiene que ser en estos casos, opiniones para todos los gustos. En lo que hay unanimidad es en que ojalá no haya que acordarse de la ocasión vitoriana.

Los momentos actuales exigen serenidad y buen rollo. ¿Qué es todo lo anterior al lado del penúltimo escándalo de Anita, nuestra bióloga favorita? Una grabación policial desvela, al parecer, que le ordenó a un guardaespaldas que buscara matones, Los Miami, para que Cantizano, el de la tele, sufriera una paliza. Vaya con la bióloga. El problema será si relacionan a Los Miami con el gran Badiola, hacedor de quinielas no se sabe si millonarias. Mondo cane.

La semana futbolística, a falta de la aparición del enemigo exterior, que aparecerá, deja claro que la igualdad en la tabla tiene alguna ventaja: ya se conocen los horarios de los tres últimos partidos: sábado, a las seis y media de la tarde, y domingo y domingo, a las seis. Las buenas gentes ya pueden hacer sus planes con tiempo sin tener que esperar a que las cadenas de televisión tomen sus decisiones. La igualdad es mala para los corazones, pero buena para ordenar las vidas de aficionados y seguidores. El Sporting ya se prepara para recibir a un Córdoba, que sufrió en su portería uno de los goles de la Liga, el segundo de Gattuso Matabuena en El Arcángel. Los andaluces llegarán con tiempo para huir de la feria local y relajarse ante un encuentro que para ellos es también crucial. Más o menos, como los anteriores que han jugado los rojiblancos. Cruciales para ellos y para los rivales. Este final de Liga sólo es apto para corazones llenos de fortaleza. Otro encuentro como el de Vitoria puede ser demasiado.