Berlín / Madrid, Agencias

El Bayern de Munich se entrenó ayer sin el francés Ribéry, que parece estar haciendo todo lo posible para salir del Bayern, pero los directivos del club mantienen su veto y se muestran confiados en que el asunto está cerrado y que no habrá traspaso.

Ribéry se retiró el jueves del entrenamiento -tras una conversación con el entrenador Louis van Gaal que desde fuera parecía una discusión- y después la explicación oficial que se dio fue que unas botas nuevas le habían producido una ampolla.

Ayer el francés se mantuvo alejado del entrenamiento y en Alemania circula la conjetura de que el francés está tratando de generar un conflicto para provocar un despido y poder marcharse a España.

Sus declaraciones a medios franceses, en las que admitía que quería marcharse y manifestaba su deseo de ir al Madrid, son vistas como parte de esa estrategia y ya le han valido el calificativo de mercenario por parte de algunos medios de comunicación.

El Bayern, sin embargo, se esfuerza por mantener la calma de puertas afuera e, incluso, pasa de imponerle una multa al francés por sus declaraciones.

«Lo que ha dicho Franck no parece tan grave: él ha dicho que el Madrid o nada. Entonces nuestra respuesta es clara, no habrá nada», dijo el presidente del consejo directivo, Karl Heinz Rummenigge.

El otro peso pesado de los directivos del Bayern, Uli Hoeness, dijo que, aunque el jugador quiera irse al Madrid, la vida no es un concierto a la carta e hizo alusión al contrato que tiene vigente.

El Madrid tiene en la recámara al valencianista Silva en caso de que falle la opción del francés e, incluso, no se descarta a otro asturiano, Santi Cazorla, del Villarreal.