Gijón, Eloy MÉNDEZ

Tiene 31 años, pero Alberto Rivera llega al Sporting con la ilusión «de un joven que empieza en esto del fútbol». El centrocampista manchego se vistió ayer por primera vez la camiseta rojiblanca ante los más de trescientos aficionados que acudieron a su presentación oficial en la Escuela de Mareo. Además de desvelar que en su decisión de fichar por el club gijonés pesó mucho su buena relación con Manuel Preciado, con el que coincidió en su etapa como jugador del Levante, también aseguró que «no tengo preferencias sobre una posición determinada en el centro del campo». Con su fichaje, la secretaría técnica sportinguista ve satisfecha una vieja obsesión, después de varios veranos de intentos frustrados por hacerse con el futbolista.

«Me incliné finalmente por el Sporting debido al gran interés que ha puesto el club en que yo formara parte de su proyecto», señaló el ex jugador del Betis poco después de que «las magníficas instalaciones» de Mareo lo dejaran boquiabierto. Rivera, que desechó una oferta de renovación con su anterior club y descartó propuestas de otros conjuntos de Primera, llega al equipo rojiblanco para inyectar una dosis de experiencia al centro del campo y consciente de que la competencia será dura. «Creo que puedo aportar mucho a este equipo y por eso estoy aquí», manifestó ayer. Y es que de su buen hacer en el terreno de juego depende que renueve su contrato a final de temporada. «Vengo por un año, con opción a más, sólo puedo decir que espero que mi etapa en Gijón sea muy larga», señaló.

Como ya pasara el miércoles durante la presentación de Gregory, las instalaciones de Mareo se volvieron a quedar pequeñas para ver pelotear al centrocampista. «Esta afición es una de las mejores cosas que tiene el Sporting, cuando vine el año pasado con el Betis, los compañeros comentamos que apoyan hasta cuando el equipo está por detrás en el marcador», manifestó. De su pasado verdiblanco apenas soltó un lacónico «fue una pena terminar allí con un descenso» y reconoció que la situación en la entidad sevillana «ahora es muy complicada y es cierto que las cosas no estaban siendo fáciles». Aunque no dejó pasar la ocasión para alabar a la afición bética, «otra de las que animan siempre hasta el final».

Rivera cambia el Guadalquivir por el Cantábrico tras cuatro años de luces y de sombras. Durante la pasada temporada no fue uno de los fijos en el Betis, aunque sí tuvo una actuación destacada en campañas precedentes. Su habilidad y su gran recorrido en el centro del campo lo convierten en un futbolista polivalente que despuntó pronto en la cantera del Madrid, donde se crio futbolísticamente. Sus buenas condiciones lo llevaron a debutar con el primer equipo merengue a los 17 años, por lo que a día de hoy es el futbolista más joven que ha vestido la camiseta en toda la historia del club blanco. Tras una cesión al Numancia, el de Puertollano regresó a Chamartín antes de recalar en el Olympique de Marsella. Sus dificultades para adaptarse a la Liga francesa le hicieron retornar poco después a España para jugar durante tres años en el Levante. Desde el club valenciano dio el salto al Betis.

«Con fichajes como el de Rivera lo que buscamos es hacer un equipo equilibrado», aseguró ayer el secretario técnico del Sporting, Emilio de Dios. El gijonés deseó también que «su buena actuación en la próxima temporada le sirva para continuar con nosotros mucho tiempo». Una esperanza que también le transmitieron varios aficionados que lo esperaban en el campo número 1 de Mareo. «Quédate aquí por mucho, Riverita», le gritaron en plena exhibición.