Los Brawn parecían invencibles. Button ganaba en seco, en mojado, en circuitos tradicionales, en circuitos urbanos, saliendo desde la pole o desde posiciones más retrasadas. No había nada ni nadie capaz de pararlo. Sin embargo, en los dos últimos Grandes Premios disputados hemos descubierto que tienen un punto débil: tienen serios problemas para calentar los neumáticos cuando la temperatura de la pista baja de ciertos grados. El frío de estas últimas carreras nos permitió conocer que no eran unos monoplazas perfectos. Puede que su exquisita aerodinámica sea incapaz de provocar el agarre necesario para que un neumático duro alcance la temperatura ideal en dichas condiciones. Gracias a ello se ha roto el monólogo que reinaba en este Mundial, algo que nadie imaginaba hace dos carreras. Ya no cabe afirmar que Button va a ser el campeón de 2009. La pregunta es ¿qué Grandes Premios de los que restan por celebrar tienen sobre el papel condiciones meteorológicas similares a las de estos dos últimos? Los dos que vienen a continuación, no; salvo que no se celebren tal como suele ser habitual. En Hungría y Valencia acostumbra a hacer calor. Y mucho. Sólo Spa (Bélgica) y posiblemente Suzuka (Japón) pudieran disputarse en condiciones similares a las vividas este pasado fin de semana. Ahora bien, no solo la meteorología ha provocado el milagro de devolver a la Fórmula 1 la alternancia en el podio. Adrian Newey le está ganando poco a poco la batalla a Ross Brawn. Está demostrando que los Red Bull tienen más recorrido en lo que a evolución se refiere que los Brawn.

Fernando Alonso ha dado una de cal y una de arena. El sábado fue una vez más víctima de aquello que muchos siguen empeñados en definir como su mejor aliado: la lluvia. Que el líquido elemento convierte las carreras, y los entrenamientos, en una lotería es un tópico, pero no por serlo deja de ser cierto. En las últimas ocasiones en que ha irrumpido, Alonso no ha resultado afortunado con su presencia y aun así se sigue rezando para que llueva. El pasado domingo se seguía invocando a la lluvia y disputada la carrera en seco Fernando hace las mejores vueltas de lo que llevamos de Mundial. Esas vueltas alimentarán más, si cabe, los rumores que durante toda la semana previa al Gran Premio de Alemania situaban al asturiano en Ferrari el año que viene. No voy a ser yo quien lo confirme ni lo niegue. No hay nada imposible en este deporte ni en ningún otro. Ahora bien, creo que estas especulaciones se sustentan más en un deseo que en la realidad. Por un lado, no hay que olvidar que los pilotos que visten de rojo tienen contratos vigentes para el año que viene. En 2011 todo puede suceder y Ferrari podría decantarse por Fernando, por supuesto. Ello sin olvidar a Vettel o a Kubica. Hoy en día no tendría mucho sentido prescindir, como se apunta, de Raikkonen y pagar 28 millones de dólares cuando su contrato fue ampliado no hace ni un año. La propia escudería Italiana ha reconocido que el problema está en el monoplaza, no en los pilotos, y en este sentido ha confirmado que abandona la evolución del F60 y comienza a desarrollar el Ferrari de 2010. Pero este rumor tiene más connotaciones y una de ellas es la de presentar a Fernando Alonso como el salvador de la principal escudería de toda la historia de la Fórmula 1. El desarrollo de este Mundial, con Button y Webber en cabeza tras años perdidos por las parrillas y las clasificaciones, nos debería llevar a concluir que ya no hay pilotos salvadores. Si fuera así, si los hubiera, entonces sería justo afirmar que Button salvó a Brawn, o que Hamilton lo hizo el año pasado con Mclaren tras muchos años sin títulos. Por el contrario, sí hay ingenieros salvadores. El Ferrari de este año tiene un error en su concepción que es haber sido diseñado para albergar un Kers que sólo aporta un plus en la salida y ello está condicionando su rendimiento y el de sus pilotos. El R29 que pilota Fernando padece el mismo problema de diseño pese a haber prescindido de dicho artefacto y ello mantiene a día de hoy al asturiano lejos del podio.