Brañillín (Lena),

Víctor RIVERA

Fue una hora agotadora. Las pendientes, el déficit de oxígeno y el alto ritmo impuesto por Lorenzo del Pozo castigaron duramente las piernas de los futbolistas del Sporting. El objetivo que buscaba el preparador físico, Gerardo Ruiz, cuando decidió llevarse al equipo a la estación invernal de Valgrande-Pajares para un entrenamiento en altura, se cumplió con creces. La bajada fue tan dura como la subida y acabó de dar la puntilla a los jugadores del Sporting. La novedad de este año fue que los telesillas funcionaron, con lo que cuerpo técnico, auxiliares y periodistas pudieron llegar al Valle del Sol para seguir de cerca el trabajo del equipo.

«Además de oxigenar la cabeza cambiando el lugar de entrenamiento, desde el punto de vista de la capacitación física queremos trabajar la fuerza de toda la cadena cinética (tobillos, rodillas, cuádriceps, glúteos...)», detalla Gerardo Ruiz. El escenario era espectacular. Los futbolistas rompían con su esfuerzo el silencio abrumador del Valle del Sol, mientras un rebaño de vacas seguía atónito sus evoluciones. Las vistas desde lo alto de la estación invernal resultaban estremecedoras, aunque los futbolistas no estaban en condiciones de disfrutar del paisaje.

«Trabajamos en unas pendientes muy pronunciadas en las que hay un fuerte componente de fuerza. Arriba, a una altitud de 1.500 metros, ejercitamos la capacidad aeróbica haciendo carrera durante veinte minutos», retoma el preparador físico. Eso fue arriba. Pero hasta hacer cima, los futbolistas subieron corriendo tras los pasos de Lorenzo del Pozo desde el bar de la estación invernal, donde aparcó al autocar. Luego, cuando el cansancio ya hacía mella, hubo que bajar la pronunciada pendiente. «El descenso era libre, pero la propia inercia te obligada a correr, con lo que hacíamos otro trabajo muy importante en un grupo muscular diferente», concreta.

Al final, tan sólo unos pocos aguantaron el ritmo del recuperador. El veterano Sastre y los jóvenes Canella, Noel Alonso y Alain escoltaron a Del Pozo. A pocos metros llegaron Bilic, Diego Castro y el portero Raúl. El siguiente grupo, que llegó varios minutos después, lo forman Rivera, Diego Camacho y Pedro. Al resto, ni siquiera se le divisaba. El goteo de futbolistas ya fue continuo, así como las muestras de cansancio. «Los primeros que llegaron son los que, en estos momentos, tienen mejor condición física», valora para abundar que «son gente que ha venido en buen estado, también influye que son más pequeños y tienen un menor consumo de oxígeno».

Gerardo Ruiz se mostró muy satisfecho con el generoso esfuerzo de sus jugadores. «No es una altura en la que el déficit de oxígeno sea especialmente grande, pero sí que propicia un esfuerzo mayor para captar el oxígeno», insiste Gerardo Ruiz. El preparador físico avisa de que el Sporting aún no ha tocado techo y que habrá una salida a Peña Ubiña, donde espera trabajar en torno a los 2.000 metros. No será la última, mañana harán la senda de Peñafrancia, y también se irá a La Ñora y a la playa de San Lorenzo.

El esfuerzo dejó sus secuelas físicas. Maldonado y Luis Morán no pudieron participar en el entrenamiento de la tarde, en el que el balón fue el protagonista, por sendas sobrecargas. El gaditano la tiene en el adductor del muslo izquierdo, mientras que la del luanquín se localiza en el recto anterior del cuádriceps izquierdo. La sesión vespertina fue seguida por numeroso público en el campo número 2 de Mareo. Para la jornada de hoy está previsto que el equipo realice dos sesiones (09.30 y 18.30 horas) y que descienda la carga de trabajo para recuperar las piernas tras el exigente esfuerzo de ayer en las empinadas cuestas de Pajares.