Oviedo

Odón Elorza, alcalde de San Sebastián, deseaba antes de que comenzase la clásica el triunfo de una «primerísima figura del ciclismo para engrandecer la prueba». No fue así, porque Carlos Barredo fue tan justo vencedor como actor secundario en pruebas de un día, donde casi siempre desde que está en el Quick Step tuvo que sacrificase trabajando para gente como Boonen o Bettini. El detalle lo destacaba ayer Txomin Perurena en un artículo publicado en el «Diario Vasco». El que fuera compañero en el Kas de José Manuel Fuente hiló el deseo del regidor donostiarra con la primera victoria de etapa de El Tarangu en la Vuelta a España, en 1974. Entonces, Fuente se impuso en Formigal y el organizador de la ronda, Luis Bergareche, se dirigió al director del equipo Kas, Antón Barrutia, donde corría Fuente: «Me has arruinado la Vuelta».

La prueba finalizó con El Tarangu como ganador absoluto y Bergareche cambió de discurso: «Ha nacido una estrella». En San Sebastián, Carlos Barredo, gijonés por los cuatro costados pese a su nacimiento en Oviedo y su infancia pongueta, dio un paso adelante y se colocó bajo la luz de los focos con su primer triunfo en una prueba UCI Pro-Tour. Hasta ahora, su mayor éxito había sido una victoria parcial en la París-Niza.

«Carlos Barredo llegó desde Asturias para barrer los deseos de Odón. No es de los corredores más renombrados del pelotón, pero nadie pondrá en duda la justicia de su triunfo», escribió Txomin Perurena en su artículo de opinión.

Perurena, que fue profesional entre 1963 y 1979, logró durante su carrera un total de 158 victorias lo que todavía le mantiene como el ciclista español con más triunfos. «Barredo estuvo atento a todo lo que se movió en los últimos kilómetros, respondió, y además, remató. No cayó en la trampa que Luis León quiso tenderle», explicó Perurena en el artículo. A continuación, elogió el valor de Barredo bajo la lluvia que el sábado cayó en San Sebastián. «Se desenvolvió de maravilla en unas condiciones meteorológicas que conoce bien por su condición de asturiano. El orbayu -en Asturias llaman así a nuestro sirimiri- añade peligro a las carreteras próximas a las minas y enseña a desenvolverse sobre asfalto resbaladizo», elogió Txomin Perurena al ciclista gijonés.

La victoria no le cayó a Barredo del cielo, tanto por el esfuerzo que le supuso en los últimos kilómetros, como la caída de sufrió en el descenso a Jaizquíbel. No fue el único, como destacó Perurena en su artículo. «La clásica se asemejó a una etapa del Tour, con un elemento añadido, la lluvia, que convirtió el descenso de Jaizquíbel en en una pista de patinaje». Barredo se rehizo tras su caída pese un fuerte golpe en la cadera y finalmente ganó la carrera.