Oviedo, Mario D. BRAÑA

En la montaña. Y en sus gentes. Éstas son las respuestas de Jorge Egocheaga para la pregunta que servía de reclamo a la presentación que realizó ayer de su expedición al K2: «¿Dónde estás, felicidad?». Allí, en el acercamiento y en las paredes de uno de los catorce «ochomiles», encontró algún momento feliz, y también otros de tristeza por una pérdida irreparable. Por cierto, en 2009 Egocheaga hizo cumbre en el K2, un año después de su intento fallido. Cumplió un objetivo, pero no fue más feliz por eso.

El Centro Cultural Cajastur se quedó pequeño para la nueva presentación del montañero y médico ovetense Jorge Egocheaga. A través de numerosas fotografías y algún vídeo, todo ello ambientado con una cuidada selección musical, Egocheaga fue relatando sus vivencias. Desde el viaje, con la llegada a Pakistán, el acercamiento a la montaña, la ascensión, la cumbre, el descenso y una última etapa en el pueblo de Hushé, donde el médico ovetense atendió a sus habitantes, como cada vez que vuelve al Himalaya.

En 2008, Jorge Egocheaga se había quedado a 200 metros de la cumbre del K2 (8.611 metros) y tenía prisa por quitarse esa espina. Lo consiguió en solitario porque sus compañeros de expedición, Martín Ramos y Joele Brupbacher, se quedaron en el campo III en un primer intento y dieron la vuelta en los 8.350 en un segundo. El descenso fue menos satisfactorio de lo habitual porque «había sobrepasado el límite de seguridad que siempre me impongo. Seguí porque sabía que era entonces o nunca».

Al llegar al campo III recibió otro duro golpe al enterarse de la muerte en el Broad Peak de Cristina Castagna, la escaladora italiana que le había salvado en 2007, cuando descendía de la cumbre del Dhaulagiri: «Había tenido un accidente y bajaba casi ciego. Ella me vio, me llevó a la tienda, me arropó y me puso unas gafas».

«En ese valle he dejado mucho y sigo dejando», añadió Egocheaga refiriéndose a otros dos amigos, Nancy y Buenaga, fallecidos en un intento en el Gasherbrum I. Por eso volverá, por ellos y para buscar algún momento de felicidad.