El Real Madrid despachó, a modo de trámite, la visita del Espanyol, empujado por la solidez constatada como local y bendecida por las penurias de su adversario, distante de los objetivos blancos, que dejaron la situación pendiente del devenir, a la espera de un error del Barcelona para limar la distancia con el liderato.

El triunfo ante el cuadro blanquiazul, gestado con dos los goles de Sergio Ramos, el brasileño Kaká y el argentino Gonzalo Higuaín, mantiene a cinco puntos el primer puesto. Una sesión más consumida y las expectativas madridistas pospuestas para el futuro.

Manuel Pellegrini repitió el once que terminó con la maldición de Riazor. A pesar del alta de futbolistas tan notables como el argentino Gonzalo Higuaín o el francés Lass Diarra, el técnico chileno mantuvo el equipo de la última sesión. Incluido Raúl, que repitió titularidad.

La rentabilidad que asegura el galo quedó al margen del centro del campo creativo que ha encontrado el preparador chileno. Con Xabi Alonso como único tapón. Y Esteban Granero, Jose María Gutiérrez Guti y el brasileño Ricardo Kaká.

El Real Madrid se aseguró la posesión de la pelota. Se hizo dominador. Ayudado por la languidez de un adversario plagado de ausencias que pronto asumió su inferioridad.

Más fácil resultó la tarea con el viento a favor. Generado por el gol logrado a los cinco minutos. Cuando una falta lateral lanzada por Esteban Granero fue rematada de cabeza por Sergio Ramos.

El Real Madrid inclinó el campo definitivamente. Hacia la meta de Kameni. El zaguero sevillano pudo ampliar la renta con un remate calcado al anterior, en un saque de esquina.

Los partidos del Santiago Bernabeu se han convertido en un bálsamo para el cuadro blanco. El fortín generado en el recinto madridista es un pilar básico en la cacería emprendida contra el liderato que ostenta el Barcelona. No ha volado ningún punto de Chamartín.

La visita del Espanyol, además, palió parte de la ansiedad que padecía el brasileño Kaká. El gol que tanto ha buscado apareció a un cuarto de hora del intermedio. Estuvo atento a un remate de cabeza de Raúl, a centro, de nuevo, de Granero, que rechazó Kameni. El sudamericano no desperdició la oportunidad para saldar la deuda consigo mismo y sumar su cuarta diana en lo que va de trayecto.

No fue aliado de Raúl el premio. Kameni desbarató las ocasiones en las que buscó los tres palos. Con la testa. Otro más lanzó fuera con el pie.

Mauricio Pochettino buscó soluciones en su banquillo. Y al inicio de la segunda mitad dio entrada a Iván Alonso, en lugar de Coro. La decisión estuvo a punto de darle la razón. El atacante tuvo la ocasión más clara de los visitantes. Pero Iker Casillas desbarató con el pie su remate.

Fue ficticio. El Espanyol careció de capacidad de reacción y la dinámica devolvió el dominio al equipo blanco. La rutina y los cambios ralentizaron el ritmo. Aunque las ocasiones llegaron. Kaká lanzó al palo en el ecuador del período y Álvaro Arbeloa, en una pared con Granero, efectuó su disparo por encima de Kameni. Siempre asistidos por el canterano.

El sosiego permitió regalo de minutos por parte de Pellegrini, que concedió protagonismo a Lass, Higuaín y, en el tramo final, al holandés Rafael Van der Vaart, también de vuelta y al que otorgó momentos sobre el césped tras su lesión.

El delantero argentino aún tuvo tiempo para marcar su gol. Fue en el último minuto. Para redondear el triunfo y reengancharse a la carrera como máximo goleador.