Gijón, Nacho AZPARREN

Al término de las sesiones de estrategia es común que Diego Castro se quede ensayando lanzamientos de penalti con Juan Pablo. Hace dos semanas, Castro lanzaba un aviso al portero antes del primer lanzamiento. «Te lo voy a tirar ahí», le indicó señalando el lado izquierdo de la portería del leonés. Castro chutó con tanta fuerza que hizo inútil la estirada de Juan Pablo. Hasta tres veces repitió la misma acción alojando el balón en las mallas.

La anécdota pone de manifiesto la confianza de Diego Castro desde los once metros. Una seguridad en este arte que lo ha situado como máximo anotador de penaltis de la Liga, con cuatro lanzamientos convertidos hasta el momento y un cien por ciento de efectividad. Lo siguen en esta clasificación Fernando Llorente y Soldado, con tres tantos cada uno.

Pero la jerarquía de Diego Castro para las penas máximas ha sido casi más una casualidad que un reconocimiento a su habilidad. Para que el gallego consiguiera lanzar un penalti han pasado cuatro temporadas. Aunque su arte para los penaltis viene de lejos. Ya en el Málaga B, equipo del que procedía antes de recalar en el Sporting, era un consumado especialista. Incluso, tuvo una gran oportunidad para saborear el gol desde el punto de penalti de El Molinón, pero en aquella ocasión marró.