Gijón, Víctor RIVERA

El sportinguismo ya no recuerda el último final de Liga que disfrutó con la tranquilidad del que ya lo tiene todo decidido. Los dos últimos años, el Sporting alcanzó sus objetivos de ascenso y permanencia en el último día del campeonato, poniendo en serio riesgo la salud de su afición. La fiesta fue memorable en ambas ocasiones, pero esta vez a la afición rojiblanca el cuerpo le pide un poco de calma. El Sporting tiene diez partidos por delante para certificar un objetivo que tiene al alcance de la mano. Los rojiblancos han de sumar siete de los treinta puntos que aún tiene que disputar para certificar la permanencia. El calendario invita al optimismo.

De hecho, la idea es dejarlo todo resuelto en el mes de abril. Las últimas cuatro jornadas se disputan en mayo con emparejamientos poco propicios para los de Preciado. En el último mes de Liga, el Sporting deberá visitar a Málaga, Getafe y Racing de Santander y recibirá en El Molinón al Atlético de Madrid. Por eso mismo conviene aprovechar las facilidades que el calendario ofrece en el mes de abril. El Sporting completará el mes de marzo cursando su primera visita al nuevo campo del Espanyol, Cornellá-El Prat. Los rojiblancos se trajeron los tres puntos en su última visita a los periquitos de la temporada pasada con aquel memorable gol de Carmelo.

Las esperanzas del sportinguismo reposan sobre el mes de abril, en el que irán desfilando por El Molinón los tres últimos clasificados de la categoría. Xerez, Tenerife y Valladolid parecen rivales propicios para certificar la permanencia. Los de Preciado completan su calendario de partidos en abril con las visitas a Villarreal, Sevilla y Málaga.

Otro apunte para el optimismo se encuentra en el rendimiento de los rojiblancos durante la primera vuelta de la competición. En sus enfrentamientos con los diez rivales a los que aún tendrá que enfrentarse, el Sporting sumó once puntos. De repetir esta cifra, los de Preciado se irían hasta los 46 puntos, lo que le daría la permanencia en cualquier temporada anterior.

La victoria in extremis ante el Deportivo de La Coruña ha despejado los negros nubarrones que ya se cernían sobre el futuro de los rojiblancos. Los puntos sumados ante el conjunto gallego acercan al Sporting a un futuro lleno de optimismo y quita presión de las botas de sus futbolistas.

Sin embargo, no conviene caer en la relajación. El ejemplo del Valladolid de la temporada pasada y su espectacular desplome en el tramo final de la competición debe estar muy presente en el vestuario rojiblanco. Además, los antecedentes avisan de que el Sporting se convierte en un equipo vulgar cuando sus futbolistas no se emplean con la máxima tensión. Almería, Mallorca, Tenerife y Valladolid son buenos ejemplos que ilustran este dato.

La situación del Sporting es óptima para afrontar el último tramo de la competición, pero el objetivo aún no está conseguido matemáticamente. A pesar de todo, el sportinguismo sueña con disfrutar de un final de temporada tranquilo y reclama el derecho de aburrirse y de dar una tregua a un corazón que ha sido puesto a prueba demasiadas veces en los últimos años. La afición clama por un mayo sin sobresaltos.