Gijón, N. A.

Su entrada a la sala de prensa demuestra que está algo desubicado, como si apenas conociera el procedimiento a seguir. Lo hace acompañado de Borja Navarro, delantero del filial, un veterano en estas lides si lo comparamos con él. Raúl (San Román de Cayón, Cantabria, 1986) nunca ha llamado la atención de los aficionados o de la prensa. Ha sabido desempeñar su papel de tercer portero desde el comienzo de campaña con naturalidad y, tras la lesión de Cuéllar, su subida en el escalafón de guardametas ha ido acompañada de más dosis de normalidad.

«Parece que he estado todo el año al margen, apartado. De hecho es la primera vez que vengo a la sala de prensa en dos años», comenta ante la carcajada general. Esta semana su nombre aparece en el centro de los focos por dos tipos de razones. Las deportivas dicen que con todo el pescado vendido podría disfrutar de la oportunidad de debutar en la última jornada. Las morbosas apuntan a su origen cántabro para añadir más picante al choque. La excusa perfecta para que los amantes de las conspiraciones echen más leña al fuego. «Nunca he jugado en el Racing, ni siquiera en las categorías inferiores. Tuve la oportunidad de fichar por ellos, pero preferí la oferta del Sporting», explica; «Trabajo para el Sporting, si hubiera un penalti en el último minuto y el Racing necesitara la victoria para salvarse intentaría detenerlo. Sin ninguna duda».

A pesar de no sumar ningún minuto en competición, Raúl le pone pocos «peros» a la temporada. «Quizá sólo me falta debutar, pero no hubiera cambiado esta temporada por haber jugado con el filial», asegura consciente de que la salvación matemática le otorga más posibilidades de jugar: «Hace unas semanas algún compañero me decía que iba a jugar 5 o 6 partidos porque el equipo estaría salvado, pero al final ni debut ni nada. Lo único que deseaba era que el equipo se salvara cuanto antes».