Santander, Víctor RIVERA

«Ha sido más difícil lograr la permanencia que el AVE». Lo dice Miguel Ángel Revilla un instante después de asegurar que plantará batalla al gobierno de Zapatero en el intento estatal de dejar a Cantabria al margen del tren de alta velocidad, que sí llegará a Bilbao. El presidente de todos los cántabros y, por lo que se ve, de muchos asturianos, era ayer un hombre feliz. Y agradecido: «Hay que celebrarlo y dar las gracias a la afición asturiana que nos ha apoyado como si fuera su propio equipo». Revilla no pudo asistir al encuentro porque se lo impidió una inoportuna cumbre europea con sede en Santander, que el político se pasó con un auricular en el oído. Una vez facturados los líderes, llega el tiempo de disfrutar.

«La Mareona atendió totalmente a mi llamamiento, cosa que nunca dudé, y ahora voy con ellos a celebrarlo con anchoas y sidra que me han traído», confiesa para explicar que «había una rivalidad muy grande que yo he disipado». Revilla tienen claro que «yo hubiera hecho lo que ellos han hecho hoy». El político lamentó el malestar que su carta al sportinguismo levantó en Valladolid. «Quizá ha sido una osadía pedirles su apoyo, pero yo hubiera hecho lo mismo en el caso contrario y sé que esto se ha interpretado mal en algunos sitios. Yo jamás me he dirigido al presidente, a los jugadores o al entrenador», puntualizó.

Por lo demás retomó el discurso habitual de que «esto es la misma tribu, somos las antiguas Asturias de Santillana y yo en Asturias no tengo la sensación de estar en una tierra ajena a la mía». Incluso dejó algún velado reproche para sus gobernados. «No voy a decir que me reciben mejor, pero casi fui pregonero del descenso del Sella, los mineros, el gesto sportinguista».

Revilla dio el chupinazo a una fiesta que se hizo extensiva a las gradas del Sardinero, donde ambas aficiones confraternizaron en buena vecindad. El campo cántabro coreó a voz en grito al Sporting y se emocionó con el «Asturias, patria querida», mientras la Mareona hacía sucesivos guiños a sus vecinos. Algunos apuntando directamente a Valladolid, donde el sportinguismo no es bien recibido.

Los rojiblancos se quedaron mudos cuando estalló la tormenta. Los gritos de «Pernía vete ya» y «Portugal dimisión» se oyeron hasta desde la vera del Piles. Las Juventudes Verdiblancas quisieron aguar la fiesta, primero con sus insultos al Sporting que fueron acallados por el resto del campo y luego en su intento de invadir el palco de autoridades. También hubo pancarta de agradecimiento, como la que asomó tras los banquillos: «Preciado existe Dios y eres tú».

Por lo demás, la plantilla tiene mañana jornada de descanso y el martes hará un recorrido de veinte kilómetros en bicicleta por la senda del oso. El viernes quedarán de vacaciones hasta mediados de julio.