Oviedo, M. D. B.

Entre Herrerita y David Villa hay 71 años de historia y diez jugadores nacidos en Asturias que vistieron la camiseta del primer equipo del Barcelona. El «7», el dorsal de Villa, será, por tanto, el undécimo representante del Principado en el Barcelona. La mayoría dejó huella en la afición azulgrana, especialmente Quini y Luis Enrique, a los que Villa siempre cita, precisamente, como dos de sus principales referencias futbolísticas.

Históricamente, muchos jugadores nacidos en Asturias fueron captados por el Barcelona para sus equipos inferiores, pero ninguno dio el paso definitivo a al primera plantilla. Es el caso, por ejemplo, de los avilesinos Emilio Gutiérrez y Quique Martín, que tras pasar unos años en La Masía, la residencia de los canteranos barcelonistas, desarrollaron su carrera en otros clubes.

Los primeros tres futbolistas asturianos del Barcelona llegaron de forma atípica, como consecuencia de la Guerra Civil, que impidió al Oviedo participar en la Liga de la temporada 1939-40, al no disponer de campo. Los integrantes de la plantilla oviedista se repartieron por varios equipos y el Barça consiguió los servicios de dos internacionales, Herrerita y Emilín, así como del defensa Abelardo Riera. En 1940, los tres volvieron al Oviedo.

Tuvieron que pasar casi treinta años para que la cuenta de asturianos en el Barça se ampliase a cuatro. Marcial Pina, un centrocampista nacido en Bárzana de Quirós, llegó en 1969 al Barcelona procedente del eterno rival, el Espanyol. Marcial, que jugó quince partidos con la selección española absoluta, jugó en el Barça hasta 1977, por lo que vivió la conmoción que supuso la llegada de Johan Cruyff, con la victoria en la Liga 1973-74.

Tres años después de la marcha de Marcial, el Barcelona logró el fichaje de Quini, al que el Sporting se había negado a vender acogiéndose al derecho de retención. Quini llegó al Camp Nou con casi 31 años, pero dejó su sello, con dos trofeos «Pichichi» y su decisiva contribución a cinco títulos: una Recopa, dos copas del Rey, una Supercopa y una Copa de la Liga. Pese a que se marchó enfrentado al entonces presidente, José Luis Núñez, Quini caló como pocos entre la afición barcelonista.

Durante tres temporadas, Quini compartió vestuario con Enrique Morán, el extremo con el que había jugado en el Sporting. En esa etapa también llegó el candasín Julio Alberto, un lateral izquierdo que se había dado a conocer en el Atlético de Madrid y también fue uno de los preferidos de la grada. Más desapercibido pasó Iván Iglesias, fichado del Sporting por recomendación de Johan Cruyff y al que una grave lesión de rodilla cortó su progresión. Para el recuerdo quedó su contribución con un gol en el 5-0 al Madrid de la Liga 1993-94.

Los dos últimos asturianos del Barcelona también salieron de Mareo. Abelardo fichó en 1994, tras jugar el Mundial de Estados Unidos, y dos años después se le unió Luis Enrique. El actual técnico del Barça B siempre había declarado sus preferencias «culés», pero el Madrid se había adelantado pagando la cláusula de rescisión (250 millones de pesetas) en 1991. Al Barça llegó con la carta de libertad.