Oviedo, E. CASERO

La afición del Oviedo ha decidido aparcar, aunque de forma momentánea, sus críticas al consejo de administración, especialmente al máximo accionista, Alberto González, y centrarse en apoyar al equipo ante el partido del domingo contra el Pontevedra (19 horas, TPA).

Los seguidores del equipo que dirige Pichi Lucas son conscientes de la importancia de un encuentro en el que deben remontar el 2-1 que sufrieron el pasado sábado en Pasarón si quieren seguir optando al ascenso a Segunda División.

Siete años ha esperado el Oviedo y su afición para tener opciones de volver a la Liga Profesional y por eso varias peñas azules, a pesar de su malestar por los precios de las entradas que los dirigentes fijaron para el partido, quieren animar a todos los oviedistas a que acudan el domingo al Tartiere y apoyen al equipo durante todo el encuentro. Quieren que en el campo, única y exclusivamente, se anime a los jugadores y que las críticas pueden esperar.

Arturo Vilariño, miembro de Symmachiarii 94, uno de los grupos de los que partió la iniciativa del llamamiento a la afición azul, señaló ayer que, a pesar del cisma existente entre los seguidores y los dirigentes, «el equipo está por encima de todas estas cosas, tiene este domingo un partido muy importante y lo que debemos hacer es mostrarles nuestro apoyo y aparcar las diferencias para otro momento».

Que no existe comunión entre la grada y el palco es algo que viene de lejos y que ha quedado patente en muchos momentos de la presente campaña, especialmente en las últimas semanas. En el partido que enfrentó a los azules y al Vecindario el pasado 25 de abril la mayor parte de los seguidores que acudieron al Tartiere portaron una cartulina con la frase «¡Alberto, vete ya!» y casi al unísono, a los pocos minutos de la segunda mitad del encuentro, las levantaron. Esta acción se repitió en el último partido de Liga ante el Universidad de Las Palmas. La afición había decidido que, durante la fase de ascenso sólo se iban a dedicar a mostrar su apoyo al equipo, pero el lunes, tras conocer los precios fijados por el club para las entradas para el partido de vuelta ante el Pontevedra, volvieron a estallar.

Los socios debían pagar 20 euros, 10 si eran menores de 14 años, y los no socios el doble, algo que los hinchas azules consideraron excesivo, sobre todo porque las 1.250 entradas que se enviaron a Pontevedra para sus seguidores costaban 25 euros.

El lunes por la tarde más de un centenar de aficionados acudió a protestar ante las taquillas situadas en el Tartiere, lo que obligó a los empleados del club a cerrarlas y vender las localidades en el interior de las oficinas, donde también acudieron los enfadados aficionados, quienes colgaron carteles en el exterior en los que, entre otras cosas, tildaban a los consejeros de «ladrones». La tensión llevó a los empleados a llamar a la Policía, aunque no hubo incidentes.

El martes el presidente del Oviedo, Dámaso Bances, se reunió con el Alcalde de la ciudad. Gabino de Lorenzo forzó a los dirigentes del club a modificar sus precios. El consejero Ángel Martín, mediante la lectura de un comunicado, anunció las modificaciones que, gracias a la intervención del regidor ovetense, habían introducido. Los precios no variaban, pero la categoría de menores de 14 años pasaba a ser menores de 20 años, y se ofrecía también a los socios la posibilidad de adquirir entrada de acompañante a 25 euros en caso de un adulto, y de 15 euros en el de un menor de 20 años. Este paso atrás del consejo no convenció a la afición, quien se concentró a las cuatro y media de la tarde en el estadio para continuar su protesta. En esta ocasión el ambiente se caldeó y un aficionado lanzó una bengala dentro de las oficinas del club, lo que llevó a que la Policía se volviera a personar en el Tartiere. Este acto fue condenado por las peñas quienes, vista la importancia del partido del domingo, han decidido, pese a los precios, asistir al partido.