Barcelona, J. G.

Más de 25.000 seguidores del Barcelona, la mayoría jóvenes y niños al ser día festivo en algunos colegios, dieron la bienvenida a Villa, que apareció en el césped del Camp Nou con el uniforme azulgrana de la próxima temporada. Y, por supuesto, el «7» en la espalda y su nombre futbolístico: David Villa.

A las primeras de cambio, el barcelonismo importó el grito de guerra que nació en El Molinón y que fueron adoptando las aficiones del Zaragoza y el Valencia: «Illa, illa, illa, Villa maravilla». El apellido del delantero también dio para alguna pancarta reivindicativa, tras la polémica arbitral de la campaña recién finalizada: «Villarato, tenemos Villa para rato».

En principio, para cuatro años, como figura en el contrato que firmó ayer David Villa, con la opción de una quinta temporada si juega un determinado número de partidos. Su cláusula de rescisión es de 200 millones de euros, sólo 50 menos que la gran figura del Barcelona, Leo Messi.

El «7» que llevará Villa remite a grandes futbolistas de la historia del Barça, desde mitos de la primera mitad del siglo pasado como Ventolrá (1933-37) o Basora (1946-58) hasta los más recientes Rexach (1965-81), Carrasco (1978-89) o Simonsen (1979-82). Andoni Goikoetxea tuvo el honor de lucirlo en la etapa del «Dream Team». Figo (1995-2000) fue el primer «7» con su nombre encima del dorsal. Le siguieron Alfonso (2000-01), Saviola (2001-04), Larsson (2004-06) y Gudjohnsen (2006-09).