Pocas veces un fichaje podrá ser presentado como la consumación de un acontecimiento feliz como el de Villa por el Barcelona. El club contratante, representado por su presidente, no cabe en sí de gozo y el jugador contratado exuda felicidad por todos los poros. Es el reverso de la situación que se produjo hace justamente once meses, definida por una sensación de frustración que afectaba a todas las partes intervinientes, pero, sobre todo, al jugador. A lo largo de junio de 2009 el Real Madrid intentó llegar a un acuerdo con el Valencia para el traspaso de Villa, pero la negociación, en la que entraba el pase de Negredo al club valenciano, fracasó. El Barcelona tuvo entonces su oportunidad, pero no se decidió a aprovecharla. Se dijo entonces que el Valencia pedía demasiado dinero. Tal vez fuera cierto, pero no lo era menos que el club catalán ya había hecho una apuesta por un gran delantero, Ibrahimovich, y debió parecerle suficiente. El fichaje de Villa supone ahora el reconocimiento implícito -y hasta explícito- de que las expectativas con el sueco no se cumplieron, o que, al menos, no lo hicieron del todo.

Al contrario que el año pasado, ahora el Barcelona ha sido el primero en moverse y lo ha hecho con rapidez y decisión. Tiene su lógica. El Barcelona de Guardiola es un proyecto contrastado y en marcha, que admite retoques de perfeccionamiento, pero nada más. Y en casos así es más fácil una apuesta decidida. En cambio, el Real Madrid parece abocado a un nuevo replanteamiento, que, según todos los indicios, pasará por la contratación de un nuevo entrenador, necesariamente una estrella mediática que impondrá sus condiciones. Y eso lleva un orden y un tiempo.

El Barcelona, de momento, va por delante en todo. Ha ganado al Madrid la Liga -cierto que tras una lucha épica- y, sobre todo, le aventaja en que tiene una idea clara de la clase de equipo que desea. Ya el año pasado parecía clarísimo que Villa encajaría en el equipo de Guardiola como un guante. Él es un finalizador, pero también un gran constructor del entramado final que culmina en el gol. Es rápido, hábil, certero con las dos piernas y se mueve como nadie en esa línea que trazan los defensas para dejar fuera de juego a los delanteros. Su capacidad para entenderse con Xavi o Iniesta está más que probada en la selección española. La de hacerlo también con Messi se da por supuesta, porque el as argentino da y recibe en corto el balón como nadie y a una velocidad relampagueante, y Villa está más que capacitado para sostener ese tipo de diálogo. Sería una sorpresa que la próxima temporada el Barcelona no marcase aún más goles que en la recién terminada, que fueron muchísimos.

Pero no hay que olvidar que el Madrid también marcó muchos. Entre Cristiano Ronaldo e Higuaín lograron 53, dos más que los que sumaron entre Messi y Villa. Aun sin nuevos fichajes, la potencialidad atacante del Madrid seguiría siendo tremenda. Cristiano Ronaldo no ha decepcionado. Otra cosa es que por un futbolista pueda pagarse una cantidad tan enorme de dinero. El portugués es fortísimo, muy rápido, hábil, gran rematador, valiente y con un ego descomunal que transfiere en buena parte a su equipo, a menudo en acciones individuales. Es un gran solista, que puede coronar un gran equipo. Pero en el Real Madrid ese equipo está por hacer, o al menos no se lo identifica. Kaká, por ejemplo, ha supuesto una decepción, tal vez mayor que la Ibrahimovich, pues se esperaba más de él. Pellegrini pagará con su defenestración -aunque cobrará su dinero- por no conseguir que su colección de estrellas gane y, además, guste. Es la tarea que le queda por hacer a su sucesor.

La del Barcelona de Guardiola es perfeccionar una realidad en marcha, en la que las satisfacciones morales -la apuesta por la cantera, el gusto por el buen juego- se ven legitimadas por la eficacia. A ese proyecto en marcha es al que ahora se sube David Villa para contribuir a perfeccionarlo. Es fácil profetizar que, si las lesiones lo respetan, lo conseguirá.

Lo que consiga el Madrid es cuestión aparte y habrá que esperar. De momento arranca con retraso. Ya se verá si toma las medidas adecuadas para recuperar el tiempo perdido. Porque con Villa el Barcelona ya le ha marcado el primer gol.