Con el partido a gusto del Pontevedra y con el Oviedo sufriendo para acercarse con peligro al área rival llegó la jugada que pudo cambiar el signo del encuentro y que desembocó en la expulsión de Santi Amaro, a falta de un minuto para el final de la primera mitad.

El entrenador gallego recriminó en su zona de banquillo una entrada de Invernón a Iván Malón, que el árbitro señaló a favor del Oviedo, y la correspondiente «tangana» se saldó con la expulsión de Santi Amaro y la amarilla a Curro. Quedaba toda la segunda mitad por delante y al Oviedo se le ponía el partido mucho más favorable.

La expulsión obligó al Pontevedra a recomponer sus líneas. Alfaro sacrificó a un delantero, Iban Espadas, para dar entrada a un centrocampista, Sergio Castaño. Sin embargo, los gallegos lograron asestar un mazazo a las ilusiones azules en su primera llegada en la segunda mitad. Igor remató de cabeza en el centro del área un saque de esquina botado por Iván Carril y el partido se les puso de cara. Quedaban todavía 39 minutos por delante, pero la tarea estaba muy cuesta arriba para un Oviedo sin recursos.

El técnico local, Pichi Lucas, no dudó y se lo jugó todo. Quitó a dos defensas, Barral y Jorge Rodríguez, y dio entrada a Jandro y Rubén García. Con el Oviedo poniendo más ganas que acierto, llegó la segunda expulsión del Pontevedra, al ver la segunda amarilla Orlando, a falta de 30 minutos para el final.

Quedaba todavía tiempo de sobra para intentar igualar la eliminatoria, pero los azules nunca encontraron el camino ante un rival al que sólo le quedaba defenderse y aguantar como fuera el paso de los minutos.

Con el Oviedo romo en la creación y atenazado por las prisas e incapaz de llegar con criterio a la portería de Quintana el partido entró en el tramo final. El juego era un querer y no poder de un Oviedo impotente ante un Pontevedra que sólo daba la sensación de jugar con nueve por la disposición del equipo en el campo.

Sin embargo, la ilusión local reapareció a falta de nueve minutos para el final. Perona aprovechó un balón suelto en el área para empatar el partido. Fue un espejismo porque los locales volvieron a carecer de juego y ocasiones para igualar la eliminatoria. Por si fuera poco, Igor, en una jugada individual, sentenció el partido y la eliminatoria a falta sólo de un minuto para el final del encuentro. Fue el justo premio a un equipo que fue superior en los dos partidos a un Oviedo que ofreció su peor cara en el peor momento de la temporada.