Oviedo, Á. FAES

Una ola de optimismo invade a las escuderías en las previas de instalarse en Turquía para el séptimo Gran Premio del año. Por fin, tras el agotador periplo, asiático, tras enlazar los viajes a Barcelona y a Mónaco, en las fábricas han disfrutado del bien más preciado en las carreras: tiempo.

Con el material instalado en las fábricas, han tenido más de una semana antes de empaquetar rumbo a Estambul. «Estoy deseando comprobar en la pista el trabajo de la factoría», dice un Michael Schumacher crecido porque entre Barcelona y Mónaco ha empezado a ver la luz a bordo de su Mercedes.

A Fernando Alonso le espera un F10 remodelado. Ferrari ya anunció que el chasis dañado en Mónaco quedó inservible. Imposible de reparar. Así que estrenará una nueva unidad, a la que se añadirá la primera evolución importante del conducto F, el sistema de suministro de aire ideado para variar la carga sin mover el alerón y así conseguir más velocidad en las rectas. Habrá que añadir además las mejoras aerodinámicas que Ferrari lleva a cada carrera, pequeñas innovaciones que van entregando milésimas y que juntas hacen que el coche sea mucho más rápido al final que al inicio del año.

En el punto de mira de Ferrari, y también de McLaren, está Red Bull. Confían en acercarse un poco más a los rapidísimos coches de Webber y Vettel. Por cierto, que el alemán también estrenará chasis, después de que el equipo anunciase que había detectado «un defecto» en el coche de su piloto. Puede venir de ahí el bajón del alemán en las últimas carreras, cuando se había quejado de falta de equilibrio en su monoplaza.

El paso atrás lo debe dar Williams por obligación. Los coches están listos tras los accidentes de Barrichello y Hulkenberg pero no han tenido tiempo a reconstruir los alerones delanteros y montarán los antiguos. Para Canadá ya tendrán lista una nueva evolución.