Oviedo, Nacho AZPARREN

La escena puede ser anecdótica, pero parece significativa. Florentino Pérez anuncia el despido del chileno Manuel Pellegrini ante los medios de comunicación y la llegada del portugués José Mourinho. Al lado del presidente, en el estrado, ningún directivo del Real Madrid le acompaña. Ni siquiera Jorge Valdano, el hombre usado como parachoques por el máximo dirigente madridista cuando las críticas arreciaban.

La llegada de Mourinho al Real Madrid deja en una difícil situación a Valdano, director general de la entidad. El argentino, gran valedor el pasado año de la contratación de Pellegrini, ha dado su brazo a torcer con la destitución del chileno y la llegada de un técnico lejano a la idea futbolística que siempre ha defendido. Y es que el polifacético dirigente blanco es ahora esclavo de sus palabras. En su época como columnista, Valdano se refirió en varias ocasiones a Mourinho en sus artículos en un diario deportivo madrileño. Así, en cierta ocasión, el argentino se refirió al nuevo técnico del Madrid y al español Rafa Benítez, entrenador del Liverpool, en los siguientes términos: «Les puede el hambre atrasada de gloria y el gusto por tenerlo todo bajo control. Puntos relacionados con un hecho trascendente: ninguno de los dos fue jugador de alto nivel. Eso les ha hecho concentrar toda su vanidad en la tarea de entrenar, lo que explica el hambre atrasada de gloria. El deseo de controlarlo todo tiene otra profundidad. Creo que quien no tuvo talento para jugar no cree lo suficiente en el talento del jugador, en la capacidad para lograr improvisar soluciones». Unas palabras que le valieron la enemistad de Benítez, que dura hasta estos días.

Valdano ha salido a la palestra para suavizar su postura en las horas posteriores a la contratación del portugués. «Fui muy agresivo en algunos artículos, pero eso ocurrió hace tres años, lo aclaré con él de manera personal y di por concluido el tema. Lo que yo pienso de la estética del fútbol está plasmado en cientos de artículos y en cinco libros escritos a lo largo de veinte años. Cuando me tocó ser entrenador, fui coherente con lo que dije. Ahora mi posición es distinta. Soy club y entiendo que el Madrid necesita un personaje del estilo de Mourinho y ahí acaba el asunto», aclaró.

Pero las referencias del argentino a Mourinho no se detienen en el párrafo anterior. En febrero de 2006, con motivo de la eliminatoria entre Chelsea y Barcelona, el estado del césped de Stamford Bridge y la posterior rueda de prensa incendiaria del portugués motivó otro ataque de Valdano a la ideología del técnico luso: «Me cae bien la pose de maldito de Mourinho, pero eso no significa que crea en su inocencia. Pienso que el pésimo estado del terreno de Stamford Bridge era su plan A. El B fue embarrar también la rueda de prensa posterior al partido, acusando a Lionel Messi de hacer teatro en la jugada donde resultó expulsado Del Horno. ¿Habla eso mal de Mourinho? Sí. ¿Habla eso mal del fútbol? No. Al revés, si este juego es una metáfora de la vida, la trampa no hace más que demostrarlo».

El argentino prefiere ahora olvidar estas palabras y centrarse en el futuro próximo del conjunto madridista. «Este es un club con prioridades históricas. La primera es la pasión por el triunfo, porque nos hemos relacionado mal con la derrota a lo largo de la historia. Luego la gente pide entrega, y por eso Raúl es quien es». Y finalmente exige buen fútbol. «Hemos contratado a un entrenador lo suficientemente inteligente como para saber dónde está».

Y cierra así: «Mourinho dice que viene con humildad porque éste es un club complejo, especial y de mucha grandeza. Maradona decía que quiere la gloria y que la gloria está en el Madrid. Mi labor es explicarle la complejidad a la que se enfrenta y trabajar de forma mancomunada». Veremos.