Oviedo, E. C.

La presente temporada empezó mal y no acabó como se esperaba en el terreno deportivo, pero en el extradeportivo fue mucho peor. La situación ha llegado a un punto en el que sólo puede ir a peor, y las peñas azules expresan que necesitan un cambio de dirigentes para recuperar la ilusión.

Las primeras muestras de rechazo hacia González durante esta campaña aparecieron en junio de 2009. La carretera de acceso al Requexón apareció plagada de pintadas contra el máximo accionista por su intento de contratar al técnico Fernando Vázquez sin contar prácticamente con nadie. Esa maniobra reflejó una división en el consejo que se ha ido acrecentando durante estos meses, algo que no ha impedido que los consejeros con menor peso en las decisiones fueran los que tuvieran que dar la cara y aguantar carros y carretas por las actuaciones de González y su círculo cercano. En septiembre de 2009 fue cesado Raúl González y llegó al banquillo Pichi Lucas, y en octubre salió a la luz una deuda del máximo accionista con Hacienda. El juicio aún está pendiente, ya que la falta de algunos documentos impidió que se celebrara en su día, aunque no es la única causa pendiente con la justicia que ha salido a la luz en el último año. Estos hechos hicieron que Alberto González se apartara de la vida pública y dejara de aparecer en actos del club, aunque siguió manejando los hilos desde las sombras. Los aficionados siguieron mostrando su rechazo mediante pintadas, cánticos y pancartas pero los interesados no se dieron por aludidos. La junta de accionistas de diciembre fue un clamor contra Alberto González, quien no acudió al acto, y en los últimos meses la situación de tensión no ha cesado. La gota que colmó el vaso, el precio de las entradas para el partido de play-off contra el Pontevedra, que provocó graves altercados.