Con el partido sin decantar llegó la jugada que pudo marcar el desarrollo del partido. Aitor Sanz empujó delante del árbitro a Cruz y vio la tarjeta roja, en el minuto 32. Quedaba un mundo por delante y el encuentro no podía ponerse peor para un Oviedo que seguía acuciado por la urgencia de sacar un resultado positivo.

Pichi Lucas dio entrada a Falcón por Manu Busto para tratar de proteger el centro del campo y en el tramo final de la primera mitad el Oviedo tuvo sus mejores momentos e incluso volvió a disponer de una clara ocasión para irse al descanso con ventaja. Rubiato se aprovechó de un fallo defensivo local para quedarse delante de Dani Laviana, pero su disparo salió desviado cuando lo tenía todo a favor.

En la segunda mitad, a pesar de la inferioridad, el Oviedo salió mejor y de nuevo gozó de otra clara ocasión para adelantarse, pero el disparo de Perona, en el 41, salió desviado después de controlar con comodidad el balón en el área.

El partido se volvió más trabado que en la primera mitad. El Sporting B tenía más posesión del balón, pero carecía de profundidad y todas sus acciones ofensivas morían siempre en la zona de definición ante un Oviedo que, sin hacer mucho más, sí daba más sensación de peligro. Además, los azules juntaron mejor sus líneas, defendieron bien y apenas pasaron por situaciones de peligro ante un rival al que le costaba en exceso acercarse a la portería de Aulestia.

El Sporting intentó conseguir la profundidad con la entrada de Guillermo y Diego, y en el minuto 70 gozó de su primera ocasión en la segunda fase, en un centro desde la izquierda de Guillermo que remató sobre la marcha Alex Barreda saliendo el balón por encima del larguero. Esa acción y una falta que sacó Gálvez a las manos de Aulestia fueron las dos únicas acciones ofensivas con peligro de los rojiblancos.

El Oviedo se defendió con comodidad y lo fio todo a alguna acción de contraataque que no culminó porque le faltó acierto en los últimos metros, a pesar del buen trabajo que realizaron Perona y Rubiato, en especial en el aspecto físico.

En definitiva, un reparto de puntos que sirve al Oviedo para aliviar su delicada situación -a pesar de que está en puestos de descenso- y gozar de una semana más de tranquilidad, mientras que el Sporting B demostró que es un equipo de futuro al que le falta todavía experiencia para aprovechar la ventaja que tuvo ayer.