En el año 2005, el CSD presentó la ocurrente campaña «Con el dopaje, tolerancia cero»; de entonces acá ha habido bastantes casos de dopaje de deportistas españoles -la mayoría detectados en competiciones fuera de nuestras fronteras-, también han sido varias las operaciones de la Guardia Civil contra el dopaje organizado en nuestro país.

Lejos de corregirse, el problema ha ido en aumento con el tiempo, afectando a más deportes y a muy destacados deportistas. La candidatura olímpica Madrid 2016 fue rechazada, entre otras razones, porque nuestra normativa antidopaje estaba algo alejada en algunos aspectos importantes a la de la Agencia Mundial Antidopaje.

Todo ello ha ayudado a crear, internacionalmente, la idea de que en España se es tibio o permisivo con el dopaje. La actual «operación Galgo» nos lo confirma de nuevo, a la vez que sigue poniendo muy en entredicho la campaña del CSD «tolerancia cero con el dopaje», quedando ésta es poco más que imagen y propaganda.

Paralelamente, el CSD de don Jaime Lissavetzky, además de varios miembros del actual gobierno, incluido su presidente, han hecho una gran difusión y uso político de los éxitos del deporte español en los últimos años. No han perdido oportunidad, una y otra vez, de proyectar la idea de que estos grandes éxitos de nuestro deporte significan que España es un país moderno y una potencia económica.

El caso es que el CSD del señor Lissavetzky y sus mecanismos de control poco menos que no detectan caso alguno, y curiosamente ha de ser en las competiciones de fuera de nuestras fronteras donde son detectados, mayoritariamente, los deportistas españoles que pretenden saltarse las normas antidopaje. Y dentro de nuestras fronteras es la Guardia Civil la que, una y otra vez, lleva a término operaciones contra el dopaje organizado. Las posteriores instrucciones se dilatan incompresiblemente en el tiempo, quedando la depuración de responsabilidades muy reducida, propiciando también que algunas de estas personas sigan reincidiendo y aparezcan más adelante implicados en una nueva operación, como el caso del doctor Eufemiano Fuentes.

Es para pensar en la tibieza o falta de interés, por razones políticas, más que en la «tolerancia cero» contra el dopaje por parte del CSD y las autoridades que lo representan. Otro dato, muy preocupante, que viene a reforzar esta idea es que, en no pocas ocasiones, los deportistas que denuncian estas prácticas prohibidas son apartados de manera encubierta, esto hace que otros no se atreven a denunciarlo, como es obligado, por miedo a las represalias, que son casi letales puesto que la vida del deportista, además de corta, es en los años jóvenes y en muchos casos cuando se pueda resolver, si es que se hace, las posibilidades de competir ya han pasado.

Las sombras, pues, no sólo están en el terreno de los deportistas, entrenadores y médicos deportivos, también se extiende y alarga sobre las actuaciones del CSD. Vaya como prueba el ejemplo que resumimos a continuación:

- Patinaje de velocidad. Durante la celebración del Campeonato del Mundo en el año 2006, en Corea, se descubrió que el navarro Garicoitz Lerga, patinador de la selección española, se autoinyectaba por vía endovenosa una serie de sustancias. Método prohibido y tipificado como dopaje.

- La Federación Española de Patinaje no sancionó el método prohibido.

- En enero de 2007 -15/02/07- fue denunciado ante el CSD. Este dicta resolución el 17 de mayo de 2007. A pesar de estar debidamente documentada y probada la denuncia y de que sus propios servicios jurídicos, la subdirectora general de Deporte y Salud del CSD informa de la infracción, inconcebiblemente el CSD no sanciona. Hasta presentamos jurisprudencia deportiva donde la Federación Internacional de Remo sancionó con dos años un caso idéntico en método y sustancias.

- Ante el cúmulo de los incomprensibles errores se recurrió a la justicia ordinaria. El contencioso-administrativo se celebró en Madrid el 5 de mayo de 2009. Estamos a la espera de la sentencia.

- Paralelamente, ante la aparición de nuevos documentos y pruebas, y como en el CSD se decía reconocer que habían cometido errores, presentamos ante éste una nueva denuncia el 12 de febrero de 2008. Al comprobar la dilación del nuevo expediente y la comisión de nuevos e inexplicables errores enviamos hasta nueve escritos en el tiempo, tres de los cuales era para advertir el paso del tiempo y el riesgo de caducidad del mismo, el último el 5/12/08.

- Tras todo este periplo, dieciséis meses después de presentada la denuncia ante el CSD, éste resuelve el 8 de junio de 2009 declarando la caducidad del mismo.

- Hasta hemos enviado personalmente, durante todos estos años, la exposición del caso al secretario de estado para el deporte don Jaime Lissavetzky.

- Desde el año 2006, año en el que fue campeón de Europa y cuarto en el Campeonato del Mundo, el patinador gijonés Ronan Sánchez no ha vuelto a ser convocado para la selección española, y todo a pesar de haber seguido manteniendo el nivel deportivo, campeón de España y varias platas y bronces. La única razón fue la de denunciar y oponerse al método prohibido. Garicoitz Lerga, el patinador denunciado, ha sido nombrado nuevo seleccionador nacional.

- El caso, después de cuatro años, está aún pendiente de resolver.

Recientemente, el secretario de estado para el deporte, don Jaime Lissavetzky, decía como candidato a la Alcaldía de Madrid: «En política como en el deporte, y yo de eso sé algo, es cuestión de ganar», pues no señor Lissavetzky es cuestión de ganar y cómo ganar, aspecto fundamental desde los primeros juegos de Olimpia.

Urge reconducir la formación educativa, ética y de salud en este sentido, y que deportistas, entrenadores y médicos deportivos denuncien sin miedo, como es obligado, las trampas y los tramposos en el momento en el que tengan conocimiento de ello, de lo contrario el problema será insoluble y seguiremos desayunándonos cíclicamente con una nueva trama descubierta por la Guardia Civil, porque el CSD parece más que a la sombra en campañas más o menos ocurrentes y propagandísticas en cuanto al dopaje.