Gijón, Ángel CABRANES

El empate ante el Levante ha vuelto a poner a prueba la confianza de la junta directiva del Sporting en su entrenador. Si hay que ceñirse a los números, desde que José Fernández tomara las riendas del club, en la temporada 1994-95, Manuel Preciado es el técnico con más credibilidad por parte de la dirección rojiblanca en Primera División. El cántabro tiene el peor balance de puntos a estas alturas de la temporada en relación con los preparadores que iniciaron la campaña y terminaron destituidos. García Remón, con 16 puntos; Ricardo Rezza, con 20, y Benito Floro, con 16, mejoraron sus estadísticas. Miguel Montes es la única excepción, aunque en su caso optó por renunciar al cargo en la jornada cuarta de la 97-98, al haber perdido todos sus encuentros.

En cuanto a la división entre puntos logrados y jornadas disputadas, Preciado también roza el límite de la paciencia en el despacho rojiblanco. El de Astillero acumula un coeficiente de 0,73. Le supera García Cuervo, con 0,71, destituido en la última jornada de Liga en la 94-95, dejando que el Sporting se jugara la promoción por la permanencia en manos de Ricardo Rezza. El siguiente en empeorar esta cifra fue Antonio Maceda, durante la desastrosa campaña del descenso, la 97-98. El ex rojiblanco sólo pudo sumar 3 puntos en 11 partidos, obteniendo un coeficiente de 0,27.

El estudio cronológico de las destituciones y renuncias al cargo en el banquillo comienza con García Remón, en la 94-95, la última en la que las victorias se valoraban con 2 puntos. Su marcha, en la jornada 24.ª, dejaba a un Sporting tercero por la cola con 18 puntos. Si se valoraran sus 5 victorias con la reglamentación actual de 3 puntos, la cifra ascendería a los 23, sumando los 8 empates que logró. El coeficiente es, por tanto, de 0,95. La temporada la completarían García Cuervo, y Rezza, autor de la permanencia en promoción ante el Lleida.

El argentino fue destituido la campaña siguiente en la jornada 19.ª, con 20 puntos, tras acumular seis derrotas consecutivas en los últimos 7 partidos. Ramiro Solís lo sustituyó de manera provisional con victoria ante el Salamanca, y Novoa terminó la temporada, en el 18.º puesto, tras cosechar 23 puntos en 22 jornadas.

Benito Floro fue la principal novedad rojiblanca para intentar que el equipo regresara a la zona tranquila en la 96-97. Se mantuvo en el cargo hasta la jornada 34.ª. Tras cuatro derrotas consecutivas, con el equipo en puestos de promoción (19.º), fue destituido. Había obtenido 35 puntos. Obró el milagro de la permanencia en esta ocasión Miguel Montes, que logró 15 puntos en las últimas 8 jornadas, colocando al equipo en la 15.ª posición al final del Campeonato.

Era el último aviso a un Sporting venido a menos en las últimas temporadas, que acabaría sucumbiendo a la Segunda División en la 97-98, con los peores números de su historia en la máxima categoría del fútbol español. Montes renunció al cargo tras cuatro jornadas, tomando el relevo Antonio Maceda. El ex rojiblanco no pudo evitar una debacle que se agudizaba con el paso de las jornadas y la directiva decidió destituirlo en la jornada 15.ª, los únicos resultados positivos que había obtenido fueron 3 puntos. Novoa, que hasta ese momento ocupaba la dirección deportiva, fue la siguiente solución de la casa que adoptó el club. Alcanzó la primera victoria, ante el Racing de Santander, en la jornada 24.ª, y abandonó el banquillo siete después, con el equipo último tras haber sumado 7 puntos. José Antonio Redondo cerró el año con 4 puntos en las últimas 7 jornadas.

Manuel Preciado tiene el honor de poseer uno de los mejores coeficiente de puntos en partidos disputados en Primera de los últimos años (1,13). Este número sólo es superado por el 1,87 de Miguel Montes en las citadas ocho jornadas en las que consiguió sacar de apuros al conjunto gijonés. En este caso las cifras del de Astillero cobran mayor relevancia al haberlos conseguido tras permanecer en el cargo toda la campaña, al igual que lo hizo la siguiente. Quizás el actual técnico del Sporting tiene por ello justificado el ser uno de los más respaldados por la junta directiva y la afición del club rojiblanco.