«Estamos en este grupo porque económicamente es el más rentable para nosotros. Ingresaremos más dinero al año y nos protege en caso de un descenso». Alfredo García Amado, director general del Sporting, justificó con este contundente argumento el posicionamiento adoptado por el Sporting en el conflicto que ha dividido a los clubes de la Liga de Fútbol Profesional. El Sporting se ha alineado al lado de los dos grandes, Barcelona y Madrid, pero también junto a todos los clubes de Segunda y a casi todos los de su nivel económico y deportivo. El otro bando lo forman Villarreal, Sevilla, Athletic, Espanyol, Zaragoza y Real Sociedad. El Málaga, que había votado en contra previa delegación en el Villarreal, se descolgó cuando el tema llegó a los juzgados.

García Amado concretó, en el transcurso del programa «Tiempo añadido» de la Radio del Principado de Asturias, los puntos que separan a uno y otro bando: «La diferencia principal está en el reparto de los derechos de televisión. El grupo al que nosotros pertenecemos, que antes era conocido como G-30, lleva muchos años peleando en la LFP por lograr un reparto centralizado de los derechos, como hacen en otras ligas europeas. Es decir, que sea la propia Liga la que gestione esos derechos y reparta el dinero en función de unos criterios consensuados por los clubes». Pasado a cifras, el Sporting espera pasar de «los 14,5 millones que recibimos esta temporada por los derechos televisivos a 22 o 25 millones, lo que es mucho dinero».

El director general detalló también cómo estos clubes han alcanzado un acuerdo que limita el aumento de dinero que reciben los dos grandes de la Liga. «Con el acuerdo que nosotros defendemos, Real Madrid y Barcelona han firmado limitar sus ingresos al 54% de la tarta televisiva, cuando la realidad es que si negociaran por libre podrían llegar al 60%», explicó. La progresión es clara porque «en 2000, los dos grandes cobraban un 30% de los derechos de televisión y hoy perciben un 47%». Los dos grandes limitan el porcentaje que reciben, pero quieren compensarlo aumentando el tamaño del pastel al suprimir el partido en abierto, con lo que se generarían más ingresos a repartir. También se quiere modificar la ley del Juego, que está en pleno debate parlamentario, para rentabilizar las apuestas deportivas por internet.

Según García Amado, los seis equipos que no aceptan este acuerdo pretenden que sus ingresos se acerquen a los de Madrid y Barcelona, pero siempre a costa de los equipos más débiles en la negociación.

Por este motivo, se ha convocado un cierre patronal que podría suponer un retraso de una semana en el calendario de la Liga.