Oviedo, J. E. CIMA

«El pueblo japonés es muy duro y tiene una cultura en la que está mal visto el llorar en público aunque pasen por desastres como el terremoto y el tsunami que ha provocado una catástrofe tan grande». Así habla el asturiano Álvaro Neil, conocido por el biciclown, a LA NUEVA ESPAÑA, que llevaba tres meses en Japón y vivió en directo el drama del país del Sol Naciente.

Ahora el biciclown lleva unos días en Corea del Sur, adonde se trasladó porque se le acabó el visado en Japón, pero tiene pensado regresar pronto para acudir a la zona donde el tsunami pegó más fuerte para tratar de ayudar. «Intentaré evitar la zona de radiaciones de la central nuclear de Fukushima, aunque nunca se sabe cuando comes en un restaurante de dónde viene la verdura y si está contaminada. Creo que el Gobierno no dice toda la verdad. Y luego por contactos que tengo iré hasta la zona donde mucha gente se quedó sin tierras, casas, negocios y familiares para dar mi espectáculo de payaso y hacerles sonreír un poco. Qué falta les hace porque muchos viven en polideportivos. Vuelvo a Japón porque creo que puedo desarrollar allí mejor mi proyecto».

A sus 43 años, Álvaro Neil lleva recorridos en la vuelta al mundo en bicicleta 88.045 kilómetros en 2.336 días y ha pasado por 62 países. Uno de los días que no se le olvidará fue cuando en la isla de Kyushu iba en su bici pedaleando acompañado por una joven japonesa, Sachi, en cuya casa se había quedado unas semanas a vivir, cuando por los altavoces del pueblo empezaron a recibir mensajes. «Rodábamos al lado del mar cuando Sachi me dijo que corríamos peligro porque avisaban de que vendría un tsunami. Menos mal que estaba ella porque yo no me enteraba. Así que nos fuimos hacia un sitio alto y nos quedamos a dormir en un templo por miedo a la inundación. Estábamos en zona roja de alerta, pero no pasó nada aunque siempre temíamos una réplica», asegura.

Otra cosa fue ver luego las imágenes por televisión y saber de la tragedia. El biciclown explica que «la gente estaba muy preocupada y triste porque algunos de mis contactos tenían familiares muertos y afectados por la zona destruida por el tsunami y por las radiaciones de la central nuclear».

Álvaro Neil no comprende algunas cosas de Japón: «Es una locura lo de las centrales nucleares en un país con fuerte presencia sísmica. Es un gran riesgo y me parece que es como darle una cerilla a un niño. A ver en qué para lo de las radiaciones. De momento al pasar a Corea ya me pasaron un detector para ver si tenía radiaciones».

El biciclown asturiano, que en su página web biciclown.com está recibiendo muchas visitas y ánimos, ahora estará estos seis meses en Japón escribiendo el libro «Donde termina el asfalto» y la película «La sorpresa del nómada», donde hay más de 200 personas que colaboran con sus aportaciones, entre ellos los ciclistas Chechu Rubiera y Samuel Sánchez.

«Se trata de mi recorrido desde El Cairo hasta Shanghai y espero que en junio ya se puedan vender. Si hacer un libro al año es un trabajo duro en mi recorrido, coincidir también con el documental es mucho más. Pero espero acabarlos pronto para irme hacia Filipinas y Nueva Zelanda», explica el asturiano.