«Resultó una de las grandes novedades en el club y fue casi un lujo para nosotros». Manuel Vega-Arango recuerda de esta forma la entrada de Adidas como primera marca que vistió al Sporting. Fue entre el año 1979, cuando el actual dirigente rojiblanco vivía su primer mandato en la entidad. «Fue un cambio importante. Se trataba de una firma deportiva a la que, por aquel entonces, nadie le hacía sombra. Además de que recibimos una contraprestación económica, ellos se hacían cargo de vestir a todos nuestros equipos, incluidos los pertenecientes a las categorías inferiores», explica el presidente rojiblanco. El acuerdo, que duró diez años, es ahora algo habitual entre conjuntos deportivos. Supuso una revolución y abrió la etapa moderna en las equipaciones del Sporting.

«Era nuestra época dorada. Acabábamos de conseguir el subcampeonato en Liga y Adidas se fijó en nosotros», rememora Vega-Arango. El modelo adoptado por la multinacional alemana respetó los diseños que habían caracterizado al club gijonés a lo largo de su historia. Dio continuidad a la clásica camiseta rojiblanca con cuellos, e incluyó en las mangas las tres líneas paralelas que son su sello distintivo. El color azul también continuó en los pantalones y, como gran novedad, tiñó de rojo las medias, que tenían vuelta rojiblanca.

Adidas era a finales de los 70 la marca por antonomasia en el fútbol mundial, aunque sus primeros canales de distribución eran un tanto complejos. Sobre todo en España. El ejemplo estaba en que se consideraba casi un privilegio poder hacerse con unas botas de este diseño. Algunos afortunados como Enrique Castro, Quini, habían conseguido hacerse con alguno de los novedosos modelos durante sus convocatorias con la selección española, que también vestía la empresa germana.

La entrada de Adidas en el Sporting era una de las consecuencias del despegue del conjunto rojiblanco. Se le dio carpetazo a la etapa en la que se pagaba a diferentes empresas para conseguir las equipaciones, para pasar a recibir directamente toda la ropa de una multinacional que marcaba la moda de las prendas deportivas. El ahorro en el gasto venía acompañado de una inyección económica a las arcas del club gijonés, que paseaba su camiseta no sólo en la Liga española, también en competición europea.

Fueron diez las temporadas en las que Adidas se encargó de equipar al equipo e impulsó el modelo de gestión que, hoy por hoy, es casi una norma en los clubes del fútbol profesional. A lo largo de esa etapa hubo pocos cambios en el estilo de la camiseta. La variación más significativa estuvo en las mangas. Mientras en unos casos las tres líneas paralelas eran de color rojo sobre una base blanca, con el tiempo se invirtió este orden. Además, en un principio no se inscribió el logotipo de la marca en el lado derecho del pecho, algo que sí sucedió en los siguientes años.

Este modelo es uno de los más queridos por la afición del Sporting. No sólo por el prestigio que añadió a la enseña de la entidad, sino porque también trae gratos recuerdos por los grandes resultados deportivos que se consiguieron. Nadie olvida las eliminatorias de la Copa de la Uefa, con vibrantes choques como el vivido ante el Milán. O las dos finales consecutivas de la Copa del Rey en 1981 y 1982. Los años dorados contribuyeron a dar carisma al modelo más internacional del conjunto gijonés.

El nivel de los futbolistas que se enfundaron aquella camiseta también fue otra de las causas por las que se conserva como un tesoro las prendas de la marca alemana. Desde Quini, pasando por Enzo Ferrero, Joaquín, Maceda, Fernando Gomes, Jiménez o Cundi. El contrato expiró en 1989, cuando el Sporting había pasado el ecuador de uno de sus récords históricos: permanecer 21 temporadas consecutivas en la Primera División. El testigo de la innovación germana fue tomado por la marca española Rasán. El camino de la revolución ya estaba abierto.