Candás / Trasona,

Mario D. BRAÑA

Tres días de dolor y reconocimientos se cerraron con las cenizas de Amando Prendes esparcidas por las aguas del pantano de Trasona. La familia del alma de Los Gorilas cumplió con su deseo de quedarse en la que fue su segunda casa durante más de cincuenta años. Una ovación de las numerosas personas que se acercaron a Trasona emocionó a los Prendes tanto como el sentido y multitudinario funeral que poco antes se había celebrado en la iglesia de San Félix de Candás.

Nadie quiso perderse el adiós de Amando Prendes. Por eso, el párroco de Candás, José Manuel García Rodríguez, contó con la ayuda de Pedro Fernández García y Joaquín Serrano Vila, sacerdotes candasinos que ejercen en Grado y Lugones, respectivamente. La misa estuvo arropada por la Coral Polifónica «Aires de Candás», junto a María Ángeles Castro, esposa de un sobrino de Amando, soprano del Coro de la Ópera de Málaga. La sentida homilía del párroco se cerró con una espontánea ovación y la interpretación de la salve marinera.

La iglesia se llenó con vecinos de Candás, palistas de Los Gorilas que a duras penas podían disimular su tristeza. Entre las autoridades destacó la presencia del presidente del Principado, Francisco Álvarez Cascos, acompañado por el diputado avilesino Manuel Peña y los alcaldes de Carreño, Ángel Riego, y Corvera, José Luis Vega. El director general de Deportes, Marcos Niño, quiso estar cerca de los Prendes tanto en el funeral como en el vertido de las cenizas en Trasona.

Fue el momento más emotivo para la familia de Amando Prendes. Su hijo Carlos confesaba ayer que ignoraba la última voluntad de su padre, confirmada por la viuda, María de Lourdes. Junto a sus hermanos Miguel Ángel, Eduardo y Lourdes, y su tío Pipo, se acercó al pantalán para que Amando Prendes y Trasona quedaran unidos para siempre. Faltaba otro hermano de Amando, Carlos, que se recupera en el Hospital General de Asturias de una intervención quirúrgica.

Tras intercambiar ovaciones con los asistentes, los nietos de Amando Prendes arrojaron rosas a las aguas que sirvieron de escenario a tantos entrenamientos y competiciones de Los Gorilas, a las órdenes de su entrenador de siempre. Arriba, sus palistas más jóvenes lloraban y aplaudían. También lo hacían Herminio Menéndez, Luisa Álvarez y otros ex discípulos de la primera etapa del club. Junto a ellos, piragüistas recién llegados del Mundial de Szeged, como Jana Smidakova, Isabel García, Beatriz Manchón, Javier Hernanz, Carlos Pérez Rial y Saúl Craviotto. O ex deportistas de otras especialidades, que sabían perfectamente lo que significó Amando Prendes, caso de Alfonso Menéndez Vallín, medalla de oro en tiro con arco en los Juegos de Barcelona-92. Y, por supuesto, el presidente de la Federación Asturiana, José Manuel Fernández Ovies, que a partir de ahora ya no contará con un puntal de la talla de Amando Prendes Viña.