Gijón, Ángel CABRANES

En una de las cunas del fútbol europeo, Asturias también tiene representación más allá de los terrenos de juego. Pablo Longoria precedió al desembarco de Luis Enrique y José Ángel en el Calcio. Este ovetense de 25 años trabaja desde hace un año como ojeador del Atalanta de Bérgamo, uno de los equipos revelación de la Primera División italiana. Su juventud no le impide contar ya con una dilatada trayectoria. Ha sido secretario técnico del Recreativo de Huelva y también formó parte de la nómina de ojeadores del Newcastle. Tras haber dejado en el despacho de su actual club un amplio informe para posibles refuerzos en el mercado invernal, Longoria visitó ayer Gijón para descubrir en el Antiguo Instituto su metodología de trabajo.

«Lo primero que tienes que tener claro para dedicarte a esto es que debes dejar a un lado tu vida social. Te pasas casi trescientos días al año viajando», explica entre risas el protagonista. Pablo Longoria no pierde el humor a pesar de que ha visitado hasta 67 países en los últimos meses y en su ordenador se acumulan referencias de cientos de jugadores. «He estado viendo a futbolistas hasta en Congo Brazzaville», descubre este joven ovetense, que abrazó esta profesión cuando apenas contaba con 18 años.

Su primer cometido fue ejercer como colaborador del agente de futbolistas Eugenio Botas. «Él fue el primero que confió en mí y quien me abrió las puertas de este mundillo. Había terminado el Bachillerato y me matriculé en Derecho en la Universidad de Oviedo, pero siempre tuve claro que quería dedicarme a algo relacionado con el fútbol. Aparqué los estudios y finalmente decidí tomar este camino», explica. Su elección fue tan ambiciosa como acertada, ya que la valía de sus informes pronto le sirvió para añadir retos en su carrera. Su labor empezó a ser reconocida cuando entró a formar parte del Newcastle para realizar labores de seguimiento a jugadores y poco más tarde desembarcó en el Recreativo de Huelva, donde fue nombrado secretario técnico.

Hace poco más de un año rescindió su contrato con el conjunto onubense, pero sólo duró tres días en el paro. «En enero me llegaron varias ofertas y decidí decantarme por la del Atalanta. Estaba en la serie B (Segunda División), pero el reto era atractivo y muy ambicioso», reconoce el ovetense, que volvió a evidenciar su buen tino. Y es que el conjunto italiano consiguió finalmente el ascenso y ahora es una de las revelaciones en Primera División. Los de Bérgamo, que invirtieron 13 millones de euros en incorporaciones, marchan undécimos en la tabla, a pesar de haber sido sancionados con seis puntos menos por haber sido incluidos en un posible amaño de apuestas.

«Italia es el país del mundo en el que mejor se trabaja la secretaría técnica. No existe tanta presión y confían en el proyecto. En España no se cree en este trabajo», lamenta Longoria, uno de los siete ojeadores con los que cuenta a nivel internacional el Atalanta. «A éstos hay que unir otros dos específicos para Italia y los que se dedican a la cantera», detalla. El ovetense se ocupa de peinar España, Francia, Portugal y Sudamérica. Un cometido que le ha llevado a dominar hasta cuatro idiomas.

Longoria resume de manera escueta su cometido: «A principio de temporada tienes un filtro grande de jugadores que te gustan y pueden ser asequibles para el club. A final de la campaña debes presentar una alineación con cuatro jugadores por puesto para que el director deportivo decida cuáles son necesarios fichar». El cazatalentos asturiano volverá en enero a afinar su puntería.