La Vuelta a España podría volver a Canarias en 2013. La ronda ciclista ya estuvo allí en 1988, gracias a lo cual muchos españoles supieron por primera vez de un movimiento independentista liderado por Antonio Cubillo. Este abogado tinerfeño se empeñó entonces -sin éxito- en sabotear la competición y ahora que se habla del posible regreso de la ronda ciclista a las islas afortunadas amenaza con volver a intentarlo.

En 1988 la Vuelta aterrizaba por primera vez en la historia en Canarias, y lo hacía en medio de una enorme expectación pese a la ausencia de Perico Delgado, icono por entonces del pedal nacional. El segoviano optó ese año por preparar en el Giro de Italia un Tour de Francia que finalmente acabaría ganando. Pese a ello, el líder del Reynolds coincidió con el pelotón en Tenerife, donde a finales de abril realizó un pequeño stage previo a la ronda italiana. Más de 400 periodistas acreditados -encabezados por el archifamoso José María García y su helicóptero de Antena 3 Radio- para cubrir tres etapas, dos en Tenerife y una en Gran Canaria con las que arrancaba una Vuelta ya bajo el control de Unipublic, aún hoy empresa encargada de su organización.

Las autoridades isleñas se volcaron -previa inversión de unos 80 millones de las antiguas pesetas- en ofrecer la mejor imagen posible hacia el exterior. Amabilidad y pasión por el deporte de las dos ruedas que, sin embargo, se vieron salpicadas por varios actos independentistas, contrarios a la presencia de la Vuelta en territorio isleño.

El Frepic Awañak de Antonio Cubillo lideró aquellos actos de rebeldía con los que se intentó llamar la atención y evitar el normal discurrir de la carrera. Carteles y pancartas antiespañolistas, chinchetas y tachuelas en el asfalto, y alguna que otra piedra lanzada a ciclistas fueron sus acciones «patrióticas». «Saboteamos la Vuelta Ciclista a España, ya que llenamos de clavos todas las carreteras, especialmente entre el Náutico y San Andrés, y logramos picar todas las ruedas de coches y bicicletas», señala el propio Cubillo, que argumenta dichas acciones al manifestar que «Canarias es una colonia de España, no es un territorio europeo, sino africano, y el venir aquí con aquella prueba era incurrir en una manifiesta contradicción».

Lo cierto es que únicamente una moto de Televisión Española y algunos corredores sufrieron sendos pinchazos, aunque ninguno de ellos tuvo que abandonar. Quizá el peor parado fue Guetón, hijo del propio Cubillo, por aquel entonces de 16 años, y detenido por la Guardia Civil mientras arrojaba algunas chinchetas a la carretera. «Fue entre el Sauzal y el Puerto de la Cruz», rememora el líder independentista, que luego tuvo que defender a su vástago en «un juicio que tuvo lugar en La Laguna». «Lo acusaron de llevar 125 kilos de chinchetas en los bolsillos, pero el juez se dio cuenta de que esa imputación era ilógica y lo tuvieron que soltar», explica el abogado tinerfeño.

Aunque han transcurrido ya más de dos décadas de aquellos episodios reivindicativos, Cubillo avisa de que tiene la intención de repetirlos en el caso de que se concrete el regreso de la Vuelta al archipiélago. «Como Paulino Rivero, presidente de Canarias, dijo que eso es muy bueno para el Turismo, estamos preparando una campaña contra la Vuelta, y si viene haremos lo mismo que la otra vez», advierte el político isleño, antes de apuntar que en su partido «ya se han tomado todas las medidas para ello».

Medidas, que en un principio pasan por la colocación de «miguelitos» en las carreteras por las que transcurra la Vuelta. Se trata de «dos clavos doblados con un punto de soldadura en el medio», método de protesta empleado ya desde la década de los 60 del pasado siglo en Sudamérica. «Ya hemos dado orden a los compañeros de prepararlos porque esto no es España, sino una colonia de España. Pero si el Gobierno español quiere hacer esa tontería, pues allá ellos?», apunta Cubillo. Resta más de un año para conocer si las amenazas se quedan en eso, o finalmente alcanzan una repercusión más notoria que la obtenida en 1988.