Y el domingo, a Lugo. Ésa era la intención de muchos de los aficionados del Oviedo, que cada vez acuden más al Tartiere, a la salida del encuentro frente al Celta B, donde el conjunto que dirige Pacheta venció con autoridad y consiguió su noveno triunfo consecutivo en su casa y con unos números espléndidos, pues ha conseguido veinte goles a favor y tan sólo ha encajado uno, lo que dice bien a las claras el buen momento de los azules en su campo.

Sin duda alguna, el Ángel Carro registrará una gran entrada y será fácil que se ponga el cartel de no hay entradas, pues el estadio lucense no tiene una gran capacidad y desde Oviedo ya han anunciado la presencia en la ciudad de San Froilán más de dos mil aficionados, que esperan volver al menos tan alegres como inicien la marcha.

Pero, aparte del aspecto deportivo, hay otros asuntos también relacionados con el club azul, pero de ámbito extradeportivo. Por un lado, está la renuncia del presidente Francisco Álvarez-Cascos al frente del Ejecutivo regional y la convocatoria de unas nuevas elecciones, lo que conlleva un parón en toda la actividad del Ejecutivo. Quiere ello decir que las ilusiones de los rectores oviedistas de poder llegar a un acuerdo para la firma de un posible convenio de colaboración se han ido de un plumazo y tendrán que esperar a ver lo que sucede el próximo 25 de marzo. Esta temporada, como en los tiempos de Vicente Álvarez Areces, el conjunto oviedista se quedará sin ninguna ayuda institucional, algo que no sucede con otros equipos de la región, pero ya se sabía la fobia del ex presidente a todo lo azul.

La semana pasada también saltó a la palestra la posibilidad de que alguien estuviese interesado en comprar las acciones de Alberto González y compañía para hacerse con las riendas del club, más en concreto el grupo IR, Grupo de Inversiones Rentables. Desde el pasado mes de noviembre estaban viendo la posibilidad de hacerse con la entidad, aunque para ello deberían tener una visión lo más exacta posible de la sociedad anónima deportiva, pues la inversión que iban a realizar sería alrededor de los diez millones de euros, con la intención de subir el equipo a Primera. Como diría mi querido y admirado Julio Puente, ¿molesto si pregunto? ¿No hay equipos en Primera que con diez millones de euros tirarían voladores pues se les resolverían todos sus problemas económicos? ¿Es más llamativo el Oviedo que el Racing de Santander o el Betis? Y, además, lo más lógico sería hablar con los actuales responsables de la entidad, porque ¿si luego no quieren vender? Lo importante es que haya gente que quiera invertir en el Oviedín del alma.

Y una referencia a los clásicos entre Madrid y Barcelona. No hay partido en el que al final no se quejen de las actuaciones arbitrales. Tiene bemoles que ambos equipos se quejen de los árbitros. ¿Qué tendrían que hacer entonces equipos como el Oviedo y compañía? Por cierto, ¿se acuerdan de Ceballos Borrego, árbitro extremeño de los tiempos en que el conjunto azul penaba también por esos campos de España?, pues el domingo, en Lugo, otro árbitro extremeño y de apellido Ceballos dirigirá el partido. Que tenga más suerte que el anterior.