Los más finos analistas del lugar han dictado sentencia: el Sporting estrenará mañana nuevo dibujo, como corresponde a los tiempos que comienzan a correr. Dicen que va a ocupar mejor el centro del campo, la zona donde se juegan los partidos hoy, como demostró Pep Channel Guardiola en la final del Mundialito, cuando los brasileños confesaron que los había derrotado con 3-7, tres defensas y siete centrocampistas, en un resumen del dibujo que, en frase de Menotti, no es más que un número de teléfono. Nuevos tiempos, nuevos dibujos y, sobre todo, nuevas victorias, que hacen falta. Tanta falta como que la imprescindible victoria de mañana, en la matinal gijonesa, dejará al Sporting entre el trío del descenso por aquello de la diferencia de goles, y siempre que el Racing del triunvirato liderado por Juanjo, aquel portero señalado como líder sindical por alguno (como si ser líder sindical fue algo reprobable), no puntué en su partido. Que esa es otra, ahora hay que estar con un ojo pendientes de otros resultados. Cuando la normalidad se establezca, es decir, cuando el equipo suba peldaños, sólo habrá que estar pendientes del resultado rojiblanco. Que sea pronto.

Por cierto, si pregunto, ¿molesto?: ¿la gran entrada que se anuncia para mañana a qué puede deberse?, ¿al horario, a los precios, a la entidad del rival o a las ganas que tienen las buenas gentes de ver jugar bien al equipo? Se admiten respuestas. Del horario, nada que objetar después del éxito alcanzado en su día y del alcanzado, por poner otro ejemplo, por el Real Madrid, que se quiso apuntar a él como norma por el llenazo logrado. Y eso que las doce del mediodía se justifican por el mercado asiático. En Japón, que diría el clásico, no se habla de otra cosa que del Sporting-Osasuna de mañana.

Nuevos tiempos, mismos desafíos. La permanencia, la aparición de nuevos jugadores que puedan ser puestos en el mercado para saldar la deuda. Lo de casi toda la vida, lo que se estipuló en el proceso concursal, salvador de una situación desesperada. El desafío de la permanencia en la Liga de dos -que puede convertirse en la Liga de uno, en afortunada frase del entrenador del Getafe, Luis García- se pone difícil si no se suman puntos, que es lo que ha venido pasando desde el comienzo de la temporada. Porque en más de las tres cuartas partes de las jornadas disputadas, el Sporting ha estado metido en puestos de descenso, detalle que no convendría olvidar para un análisis certero de los acontecimientos. En frase del desaparecido Jesús Gil, «mucho chuchuchú, mucho blablabla, y luego na». Pues, eso, damas y caballeros, señoras y señores diputados, que la cuestión es sumar puntos, no contar chistes malos. Y en esa tarea parece que se va a meter a fondo el Sporting, que ha visto las orejas al lobo y ha tomado un nuevo camino del que convendría no salir: el del trabajo, el esfuerzo y la dedicación. La ética del trabajo, tan escasa tantas veces. Pues, vayamos todos, y los jugadores los primeros, por la senda de la ética del trabajo, que los puntos se darán por añadidura.