El ascenso a Segunda División se ha convertido desde hace tiempo en el paraíso deseado por muchos. Las ansias por llegar al fútbol profesional hace que incluso se puedan llegar a confundir los términos: el ascenso supondría un paso de gigante en las aspiraciones deportivas del Oviedo, pero en el terreno económico acarrearía más gastos para las maltrechas arcas oviedistas. Al incremento en los pagos a la Seguridad Social y Hacienda se sumaría un abono inmediato de más de 1.200.000 euros correspondientes a deudas con la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y a la cuota de inscripción en la categoría. Una cantidad que se debe abonar antes de comenzar la competición.

El consejo de administración ha sugerido en las últimas semanas que la salvación del Oviedo pasa por el ascenso o la ampliación de capital. Vistos los costes de participar en una categoría superior, la ampliación de capital parece la única solución posible para la supervivencia de la entidad.

Subir a Segunda acarrea directamente que el Oviedo deba afrontar tres pagos con la LFP. En primer lugar, cualquier equipo que asciende a Segunda debe abonar 500.000 euros de cuota de inscripción, un concepto de nueva aplicación en las últimas temporadas que recibe el nombre de «valor contable». Este dinero aportado por los equipos que ascienden es usado por la LFP al final de campaña para ayudar económicamente a los conjuntos que pierden la categoría. Si un equipo no paga esta cantidad, la Liga no le permite participar en la competición.

Los otros dos pagos corresponden al dinero abonado por la LFP al Oviedo para ayudarlo a la supervivencia económica tras el descenso administrativo a Tercera en 2003. El Oviedo recibió 359.155,20 euros del llamado por entonces Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) para satisfacer la deuda del club con sus futbolistas. A aquel abono se sumó otro de 360.000 euros que la propia Liga concedió al Oviedo como préstamo por el descenso. Dicho crédito debía ser devuelto en cuatro plazos correspondientes al 30 de septiembre de los años 2004, 2005, 2006 y 2007, pero el club azul no atendió ninguno de estos pagos. El regreso a una competición de la LFP llevaría a que el Oviedo devuelva este importe.

El total de deudas de pago inmediato asciende así a 1.219.155,20 euros, pero no es el único incremento en el capítulo de costes. Tras el descenso administrativo, el Oviedo adquirió compromisos económicos derivados del convenio de suspensión de pagos, firmado en 2004. Entonces la deuda con la Hacienda Pública era de 13.298.388 euros y con la Seguridad Social, de 1.017.727, 55 euros, cantidades que se deben ir liquidando en cuotas anuales en función de la categoría en la que milite durante diez años.

En Segunda B, el Oviedo debe abonar 300.000 euros a la Hacienda Pública y 20.000 a la Seguridad Social, ambas cantidades fraccionadas en dos pagos, antes del 20 de agosto y antes del 30 de junio de cada temporada. Si el conjunto azul asciende a Segunda, la cantidades aumentan: habría que pagar anualmente 500.000 euros a la Hacienda Pública y 40.000 a la Seguridad Social. A pesar de la obligatoriedad del pago establecido en los convenios, el Oviedo no ha satisfecho su pago de las cuotas correspondientes al 30 de junio y 20 de agosto de 2011.

Además, el club sigue retrasándose en sus pagos corrientes a los organismos públicos. En marzo de 2011 llegó la primera orden de embargo de la Agencia Tributaria (414.162 euros) y Seguridad Social (136.966,75 euros) por cuotas correspondientes a los tres últimos meses de 2010. Las cuotas ordinarias a los organismos públicos suponen unos 45.000 euros al mes.

Habría un último elemento que añadir al capítulo de gastos correspondiente a la plantilla. La mayoría de futbolistas tiene en sus contratos una prima establecida por ascenso que incrementaría el coste de la plantilla. Otros tienen la renovación automática de su contrato por ascenso, con cantidades sensiblemente superiores a las actuales. Por último, un eventual ascenso suele provocar la configuración de una plantilla más competitiva en todos los aspectos, también en el económico, con sueldos más altos que los de la actual plantilla.