Á. F.

El balón iba raso, pero pegó un salto de liebre en el último momento. Michu llegaba además algo forzado y tuvo que estirarse para alcanzar esa pelota suelta en el área después de que Sergio Ramos se creyese solo y no bajo la vigilancia de Armenteros. Suficiente para darle vueltas toda la noche a la jugada, la que le pudo encumbrar contra el Madrid con el gol del empate.

«Está tranquilo, aunque fastidiado, porque cree que podía haber marcado a pesar del mal bote del balón». No es la voz de Michu, pero llega desde alguien muy cercano, en contacto con el asturiano poco después del partido. Era el minuto 72 y el Madrid ya estaba enrocado, dispuesto a defender su gol en la batalla de Vallecas. Y Michu no pudo coronarse.

Aún le quedaba otro disgusto, ya al final, cuando el Rayo jugaba volcado, con toda su gente de ataque en el campo y el Madrid contra las cuerdas. Peleó un balón hasta el final, se lanzó a los pies de Khedira y le rebañó la pelota limpia. No a los ojos de Fernández Borbalán, que lo vio todo al revés. Roja directa. En el acta la justificó así: «Expulsado por entrar con el pie en plancha por detrás a un contrario no estando el balón a distancia de ser jugado y derribándolo».

Unas horas después del partido, le dolía la injusta expulsión, pero más aún esa maldita jugada, ese bote caprichoso y ese balón al que llegó una décima de segundo tarde para mandarlo fuera.

El Rayo no ha dado noticias, pero es una de esas tarjetas que Competición suele retirar. Por si acaso, José Ramón Sandoval, el técnico del Rayo, pide que actúen de inmediato. «El Comité tiene que entrar de oficio porque toca limpiamente la pelota. Estaba protestando que no era falta y se ha encontrado con la roja. Espero que el Comité ponga la verdad encima de la mesa».

Le pareció al técnico tan injusto «como lo de la primera parte», por ese codazo de Ramos a Diego Costa que mereció penalti y expulsión. Pero no hizo sangre. «Se han aliado todos los astros para que no ganásemos». Pragmatismo.