Con cuarenta y dos puntos en juego y diez de desventaja con el Real Madrid, Pep Guardiola dio el domingo la Liga por perdida. «No creo que ganemos la Liga, no creo que lleguemos a atraparlos, pero por lo menos competiremos para seguir siendo lo que hemos sido», declaró el entrenador del Barcelona justo después del apurado triunfo en el Vicente Calderón. Como es habitual, las palabras de Guardiola dieron lugar ayer a múltiples interpretaciones, por lo general contrarias a la literalidad de la declaración. Para unos, un mensaje sobre los arbitrajes favorables al Madrid. Para otros, una forma de intentar reactivar la plantilla en las catorce jornadas que faltan.

Una información de la agencia «Efe» relacionaba ayer las frases de Guardiola con las de Johan Cruyff en 1992, el año en que el «Dream Team» logró su segunda Liga consecutiva. Tras disputarse la jornada 33.ª de la temporada 1991-1992, es decir, a falta de cinco partidos, Cruyff dio a entender que el Barça renunciaba a disputar el título. Acababa de empatar en el Camp Nou frente al Burgos y, en una Liga que premiaba con dos puntos la victoria, caía al tercer puesto, a un punto del Atlético y a cuatro del Madrid.

«En esta Liga hemos protagonizado una gran remontada, después del frustrante inicio del campeonato. Tras alcanzar al Madrid, teníamos que haber apretado más, pero en las últimas cinco o seis semanas se ha bajado la guardia y el equipo ha jugado durante esta fase sin convicción. Era como si no nos jugásemos la Liga. Después de este resultado, ya la hemos perdido», dijo Cruyff. Enfrascado en la obtención de su primera Copa de Europa, el Barça reaccionó con triunfos y goleadas (3-0 Mallorca, 0-6 Valladolid y 0-4 Espanyol ), ganó la final de Wembley y se hizo con la Liga, también en parte por una cascada de errores del Madrid, que de cinco partidos perdió dos (Oviedo 1-0 y Tenerife 3-2) y empató otro (Osasuna 1-1).

En la situación actual, el Barcelona necesitaría cuatro tropiezos del Madrid para remontar en las catorce jornadas que faltan. Teniendo en cuenta que aún queda pendiente un choque directo, el del Camp Nou a falta de cinco jornadas, los azulgranas estudian el calendario buscando posibles piedras en el camino del equipo de Mourinho. Vallecas era uno de los escenarios que el Barça consideraba propicio para el resbalón blanco y, quizá por eso, el 0-1 llevó al desánimo a Guardiola, que, sin citar expresamente el arbitraje de Vallecas, pareció justificar así la imposibilidad de la remontada.

Guardiola siempre se ha mostrado alejado de la controversia arbitral, pero entre líneas también se le ha leído cierta ironía hacia los colegiados, especialmente este año. Así se puede entender su consideración sobre la amonestación a Messi, que le impedirá jugar el sábado frente al Sporting: «Siempre me pedís que descanse Messi; pues así descansará la próxima semana, igual que Pepe», añadió Guardiola forzando la comparación entre los jugadores.

Aunque se repite la escenificación, Cruyff elevó su queja y poco menos que lanzó la toalla en el 92 porque parecía no confiar en sus jugadores. Guardiola no sólo está con los suyos, sino que los tiene en un pedestal.