Cuando se trata del Barcelona, y seguramente del mejor Barcelona de todos los tiempos, las estadísticas sirven de muy poco. La victoria del Sporting, incluso el empate, en el Nou Camp cotizan al alza porque son una apuesta de riesgo. Sin embargo, el entorno del conjunto azulgrana ya ha comenzado a emitir mensajes alertando del peligro de un Sporting que llega herido al feudo azulgrana. El conjunto rojiblanco no es el que mejor se le da al entrenador catalán Josep Guardiola. La cuestión viene de antiguo, de los tiempos en los que Guardiola dirigía al Barcelona desde el centro del campo.

Durante su carrera como futbolista, Josep Guardiola Sala (Sampedor, Barcelona, 18-1-71) disputó nueve partidos contra el Sporting y sólo logró la victoria en cuatro de ellos. Tres más se saldaron con empate y en dos ocasiones el Sporting logró derrotar al gigante azulgrana (siempre con El Molinón como escenario). Guardiola nunca logró marcarle un gol al Sporting y en una ocasión incluso fue expulsado tras ver dos amarillas.

Como entrenador, la situación ha cambiado. Pep Guardiola ha logrado diseñar un equipo de autor que ha creado su propio estilo futbolístico y que cuenta con algunos de los mejores futbolistas del mundo. Al Barça actual es mucho más difícil discutirle un resultado. Sin embargo, el Sporting lo ha hecho reiteradamente en sus últimos enfrentamientos.

Desde que ocupó el banquillo azulgrana, Pep Guardiola se ha enfrentado al Sporting en siete ocasiones, con un balance demoledor. Seis victorias y un único empate. Hasta aquí no hay discusión. Pero sí caben los matices. Como muy bien destaca el propio Guardiola antes de cada enfrentamiento con los rojiblancos, el Sporting nunca es un rival sencillo para el Barcelona. De los últimos cuatro enfrentamientos entre ambos equipos, uno se saldó con empate y los otros tres se resolvieron por la mínima. En alguno caso no faltó la polémica, como en aquel 0-1 en El Molinón de enero de 2010 en el que Pedro marcó el gol de la victoria arrancando en posición dudosa y beneficiándose de una picardía de Messi, que sacó rápidamente una falta muy lejos del lugar donde realmente se había cometido.

El día que más cerca estuvo el Sporting de dar la sorpresa fue hace poco más de un año. El Barcelona de Guardiola visitó El Molinón el 13 de febrero de 2011 en plena racha triunfal, tras haber ganado 16 partidos de forma consecutiva (el mejor registro de la historia del fútbol español) y con la posibilidad de igualar los guarismos del Inter de Milán que tenía la segunda mejor racha del fútbol europeo. La sorpresa saltó muy pronto cuando David Barral, en una gran acción individual, arrancó desde la izquierda, dribló a Pique y superó a Valdés con un disparo por bajo ajustado al palo. El Barcelona lanzó una ofensiva total, pero durante muchos minutos pareció que el Sporting sería capaz de resistir. Hasta que Villa, siempre Villa, empató el partido con una sutil vaselina.

El Sporting llega esta semana al Nou Camp con la necesidad de sumar puntos de forma urgente. Nunca es buen momento para visitar al Barcelona, pero es cierto que sin Messi, Villa, Busquets y, seguramente, Alexis (también faltan Afellay y Fontás), el Barça parece más humano.

Javier Clemente está a la espera de la recuperación total de Lora, quien podría recibir el alta médica esta misma semana. Por contra, el central del filial Gálvez ha sido parado al sufrir una sobrecarga en los isquiotibiales de su muslo izquierdo. Iván Hernández ya estará esta semana en condiciones de entrar en la convocatoria.

Clemente ha alterado su plan de trabajo habitual y ha trasladado el entrenamiento de mañana a El Molinón con el objetivo de realizar una sesión a puerta cerrada. Habrá que ver si el veterano entrenador da con la fórmula para detener al equipo que ha dominado el fútbol europeo durante los últimos años. El sportinguismo necesita una proeza para seguir creyendo.