Es justa la victoria del exquisito Barça de Guardiola ante el combativo Sporting de Clemente? Decía Rawls que ser justo es ser imparcial, y para ser imparcial hay que ignorarlo todo acerca de uno mismo. No soy imparcial porque soy del Barça tanto como las amapolas son del campo, así que tampoco seré justo si digo que el 3-1 me parece un resultado corto, que el planteamiento del Sporting encerraba un nudo y un desenlace que olían a derrota, que el árbitro necesita un buen diván donde pasar revista a su caos interior, y que la Liga no estará perdida mientras Xavi e Iniesta sigan encontrándose. Todo esto es parcial y, por lo tanto, injusto. Pero también podría decir algunas cosas imparciales y justas.

Podría decir, por ejemplo, que asustar al Barça en el Camp Nou no permite sumar puntos. Clemente está satisfecho porque el Sporting llegó a acojonar al Barça, pero acojonar es un término metafísico o, como mucho, una infusión que calienta el cuerpo sin llenar el estómago. Siguiendo con la imparcialidad, podría decir también que la victoria del sábado tras la anomalía de jugar con 10 en casa y con 1-1 en el marcador refuerza la teoría de que el Barça no debe renunciar a su estilo. Si el camino del espíritu es el rodeo, como decía Hegel, el camino del Barça es el rodeo, el toque, la paciencia, masticar despacio un partido aunque Piqué tenga que irse a la ducha antes de tiempo. Después de nombrar sucesor a Tiberio, el emperador Augusto lamentó la mala suerte del pueblo romano, que caería en unas mandíbulas tan lentas. El Barça, como Tiberio, parece un equipo de mandíbulas lentas, pero pobre del equipo que cae en esas mandíbulas y tiene que soportar los rondos de un equipo que no sólo tiene un estilo, sino también una teoría. Después de la derrota del Barça en Pamplona, algunos ya pregonaban el fin de la teoría que nos llevó a conquistar el mundo. Es lógico. Tras la peste que golpeó a los atenienses en tiempos de la guerra del Peloponeso, los oráculos y los dioses perdieron prestigio. Culés y atenienses deben entender que la anomalía (la derrota y la peste) es parte del juego y de la vida, y que lo importante es confiar en la conexión Xavi-Iniesta y en Atenea.

Quiero que el Barça gane la Liga y que el Sporting no descienda a Segunda. Creo que soy imparcial y, por lo tanto, justo si digo que el Barça necesita las mandíbulas de Tiberio para recortar puntos con Los Otros y que el Sporting necesita acojonar menos a los rivales y meter más goles.