Obdulio José María Felgueroso Blanco falleció ayer de forma repentina en su domicilio, a los 60 años. El funeral por Felgueroso, que ejerció su profesión de periodista en LA NUEVA ESPAÑA entre 1990 y 2010, se celebrará mañana, martes, a las 18 horas, en la iglesia de San Francisco de Asís, en la plaza de la Gesta de Oviedo. La capilla ardiente se encuentra instalada en la sala número 1 del tanatorio Ciudad de Oviedo hasta las siete de la tarde de hoy.

José María Felgueroso, que hizo estudios de Medicina, descubrió su pasión por el periodismo a través de su afición al hockey sobre patines. Gran seguidor del Cibeles, se convirtió en el enlace entre el equipo y los medios informativos a raíz, sobre todo, de la eclosión nacional del conjunto ovetense cuando los periódicos y emisoras se vieron en la «necesidad» de informar de todo un fenómeno deportivo como era el club chocolatero, tras ganar la final de la Copa de 1980 en Salamanca, nada menos que al Barcelona, y por un impresionante 4-0, y asegurar su participación en competiciones internacionales.

Felgueroso fue entonces un valioso colaborador y desde su posición como portavoz de la junta directiva del Cibeles, que presidía Armando Álvarez, los medios descubrieron su habilidad para transmitir y sus amplios conocimientos deportivos, no sólo de hockey, pues también era un acreditado especialista en fútbol. Posteriormente plasmaría sus enormes conocimientos del Cibeles en el libro «Regios patines», sobre la historia del club, en colaboración con Chema Feito y Ramón Pardo.

Sus primeras colaboraciones escritas fueron en el ya desaparecido diario «Región», en la sección de Deportes, para incorporarse a LA NUEVA ESPAÑA en 1990, también a la sección de Deportes, en la que se mantuvo hasta finales de 2010, cuando por enfermedad se vio obligado a una jubilación anticipada.

Felgueroso arrastraba secuelas de un cáncer que se le había diagnosticado hacía una decena de años, pero aun con algunos achaques circunstanciales nada hacía sospechar un desenlace tan inesperado como el que se produjo, justo ayer, cuando tenía previsto acudir al servicio de urgencias del Hospital, después de que llevase unos días en los que no se sentía muy bien.

De hecho, había suspendido el viaje que tenía previsto hacer a Lérida para asistir a la gala nacional del deporte, como miembro de la junta directiva de la Asociación de la Prensa Deportiva de Asturias. Y había fallado a su cita en directo con la sección de Deportes de este periódico el pasado martes, cuando venía a hacer el comentario semanal que publicábamos los jueves, pero no dejó de hacer llegar su aportación a través del correo electrónico.

Entonces ya se encontraba algo mal, de lo que nos enteramos a posteriori, pero Felgueroso era de los que tenía la discreción como bandera y, además, quería siempre evitar ser portador de malas noticias, él, que desgraciadamente había tenido que soportar muchas en los últimos años, pues además del tumor que le afectó en julio de 2007 se quedó viudo al fallecer su esposa, Marián Alarma, víctima de un cáncer, tras un proceso largo. Fue un golpe durísimo que nuestro compañero encajó con una entereza digna de admiración. Desde entonces se volcó con su hijo, Ignacio, estudiante de fotografía en Madrid, que ha hecho unas prácticas en este periódico.

Felgueroso, que se ganó el cariño de todos los que le tratamos como compañero, pues era además de persona entrañable, muy generoso, deja también estela de periodista riguroso y vocacional, que se ganó, además, el reconocimiento de quienes lo conocieron profesionalmente por la seriedad con la que abordaba su trabajo.

Todos los que hacemos LA NUEVA ESPAÑA expresamos nuestra más sentida condolencia a los familiares de «Felgue», como lo llamábamos en muchas ocasiones coloquialmente, y en especial, a su hijo Nacho.