Si Secundino Suárez, «Facultades Cundi», no tiene calle en Gijón no se la van a poner a su hijo, Rubén, autor del gol de la jornada ayer, ante el Villarreal, gol que le da vida y dulzura al Sporting tras la decepción sabatina de Granada. El gol deja al equipo castellonense a tres puntos de los rojiblancos y acaba con Molina como entrenador, lo que no se sabe si es mejor o peor para los intereses del Sporting. Y quienes consideran que los porteros no son buenos entrenadores saben por qué se dice lo anterior. O sea, que la barrera de los tres puntos no se ha movido, aunque el Granada se haya ido a siete.

No se ha movido porque desde la llegada de Javier Clemente al banquillo rojiblanco se ha dejado claro que los partidos a ganar son los de casa. Y los rivales que quedan por pasar por el Anfield del Piles son los siguientes: Mallorca, Zaragoza, Levante, Rayo Vallecano, Betis y Villarreal. Seis partidos por tres puntos suman un total de dieciocho puntos que añadidos a los veinticuatro de hoy llevan a los cuarenta y dos. ¿Serán bastantes los cuarenta y dos? Hay opiniones para todos los gustos, pero una victoria más de las seis caseras añadirá tranquilidad a los corazones cansados. Porque, además, el riesgo de un tropiezo en casa lo tiene todo el mundo, incluidos los dos grandes. Y la lista de viajes sí que ofrece dificultades. Pero ya se sabe que el calendario liguero obliga a jugar contra todos los rivales; no hay posibilidad de escoger. Gol ser gol, punto ser punto, que decía don Vujadin Boskov, entrenador, aunque alguno no lo crea, del Sporting. Como alguno no se creía que un jugador del nivel de Diego Camacho pudiera fichar por el Sporting. Y no mereció réplica.

La cuestión es apelar al tópico e ir partido a partido. El primero, pasado mañana, día siguiente al martes, porque mañana será martes, aunque esto no sea Bélgica, ante el Mallorca que ha doblegado al triunfal Atlético de Madrid de Estambul. La victoria demuestra que los isleños están en forma y han cogido definitivamente la senda competitiva de Joaquín Caparrós. Los de Simeone pagan los esfuerzos europeos, como los habrán pagado los vascos de Marcelo Bielsa, el mejor entrenador del planeta, que han caído ante el Valencia, quizá el único que no ha pagado esos esfuerzos y que se ha llevado una victoria rotunda de San Mamés donde, por cierto, el domingo, jornada electoral, juega el Sporting de las necesidades.

La derrota de Granada, como el empate de Santander, deja un poso de decepción en el mundo rojiblanco, pero la tarea sigue siendo dura, como lo sería si se hubiera ganado en los Nuevos Cármenes. O sea que nada está ganado ni perdido y que los dos meses que quedan hasta que la Liga eche el telón van a dar mucho juego relacionado con los sanos intereses del Sporting.

No habrá calle para los Suárez, padre e hijo, como no la hubo para tantos otros. Ni saque de honor, costumbre que será bueno no perder, aunque absurdas supersticiones la parecen haber erradicado. Pero es un tema menor en los tiempos que corren, que obligan a seis victorias consecutivas en casa, una racha que exige un gran Sporting, no un Sporting menor que fue el que se mostró en la tarde triste de Granada.