Lo bueno de tener amigos es que pueden hacerte favores como el detallazo que se marcó ayer Rubén Suárez con el equipo de su vida, y de la vida de su padre. El zapatazo que el hijo de Cundi estampó en el poste y que permitió a Xavi Torres remachar un balón que se paseaba por la línea de gol de Diego López, portero del Villarreal. Ese tanto, que fue la única buena noticia del fin de semana junto con la derrota del Betis en Vallecas, alimenta la esperanza del sportinguismo tras la enorme decepción que supuso la derrota en Granada. Escoció el resultado, pero la imagen deprimió.

La ola de confianza desatada tras la victoria ante el Sevilla se diluyó completamente en el peor partido desde la llegada de Clemente al banquillo rojiblanco. Si algo había sido el Sporting del vasco, era un equipo difícil de ganar. Tanto que sólo el poderoso Barcelona había conseguido derribar su resistencia y aún después de pasar un mal rato. En el Nuevo Los Cármenes, el Sporting fue todo lo contrario, un equipo blando que regaló dos goles ridículos, según definición de Clemente, e incapaz de hilvanar dos pases hasta la entrada de Nacho Cases, que fue el mejor, pese a estar sólo cuarenta minutos sobre el césped.

El efecto Clemente también pierde gas y sus arriesgadas apuestas comienzan a cuestionarse. Nadie entiende la suplencia de Nacho Cases, que resultaría imperdonable si se produjera de nuevo tras lo visto en Granada. La retirada de Barral cuando el equipo intentaba remontar o la distribución inicial de los futbolistas, son otros puntos de fricción.

Lo que nadie puede obviar es la herencia que se ha encontrado el vasco. Un equipo roto, fuera de forma y una plantilla mal planificada, muy inferior a la que logró la permanencia la temporada pasada. Por razones que se desconocen no se buscó ningún recambio para Diego Castro y José Ángel, la banda izquierda titular en la campaña anterior; Canella, al borde de la suspensión, es el único lateral izquierdo de la plantilla; y el Sporting es el único club de Primera División con sólo tres centrales profesionales (dos tras la lesión de Gregory).

Éste es el panorama que se encontró Clemente a su llegada a Mareo y que le obligó a reforzar el equipo de la única forma posible, rebuscando en el filial. Pedro Orfila, Gálvez y Mendy rindieron de forma optima, con la excepción del senegalés en Granada.

Pasado mañana, el Sporting recibe a un Mallorca sin agobios tras su victoria ante el Atlético. La buena noticia es que la distancia con la salvación sigue siendo de tres puntos y que el objetivo inmediato es un Villarreal que recibe al Real Madrid. La verdadera fe aparece cuando más difícil resulta creer. Y el sportinguismo cree en la salvación.