Si las cuentas pasaban por un pleno en El Molinón, el Sporting va a necesitar un suplemento para llegar con vida al final de la temporada. El equipo de Clemente vivió un miércoles negro, uno de esos días en los que sale todo al revés. Tuvo más fútbol que otras veces, gracias sobre todo a Nacho Cases, pero le faltó contundencia y hasta esa pizca de fortuna que le sonrió, por ejemplo, frente al Sevilla. El segundo gol del Mallorca fue la mejor prueba, ya que un rebote en Pedro Orfila convirtió un centro de Nsue en una bomba imposible de desactivar. El Sporting se levantó de cada golpe del Mallorca, pero ya no pudo con el tercero, cuando parecía que estaba más cerca de la victoria que el equipo de Caparrós. Es el problema de jugar al filo de lo imposible.

Justo el día que Clemente se olvidó de los marcajes individuales y recuperó a Nacho Cases, el Sporting perdió un partido vital. Pero que nadie se engañe. El equipo tuvo más fútbol ayer que en todos los partidos anteriores con el nuevo entrenador. Para aspirar a los tres puntos, no hay otro camino. El Mallorca, que empezó muy bien, se limitó a aprovechar la ansiedad de su rival, que incordió tanto a Aouate como los de Caparrós a Juan Pablo. El Sporting mereció sumar al menos un punto, que tampoco le hubiera sacado de pobre.

Detrás de su mínima carrocería hay mucho más, pero sólo dos detalles justifican la titularidad perpetua de Nacho Cases en este Sporting. En el minuto 14, después de una contra del Mallorca que acongojó al sportinguismo, el balón cayó al borde del área, en los pies de Nacho Cases; había sido tal el agobio que cualquier otro jugador se hubiese despachado con un patadón, pero el chaval levantó la cabeza y le dio carrete a Colunga, que estuvo a punto de marcar al juntarse su trallazo con un mínimo roce en Chico. La segunda muestra de la excelencia de Cases sí tuvo reflejo en el marcador, al ver el desmarque de Colunga y meterle un pase que era medio gol. Fue gol.

Con 0-1 y medio equipo perdido por el campo, Nacho Cases tuvo que asumir una responsabilidad que, a la vista de los últimos acontecimientos, no le correspondía. Pese a la evidente falta de confianza de Javier Clemente, Nacho jugó como siempre: bien. Y con carácter, eso que tanto valora el veterano entrenador. Demostró, por si quedaba alguna duda, que su candidatura a la titularidad no tiene nada que ver con el amiguismo ni con un mal entendido apego por la cantera. Nacho Cases es un futbolista de cuerpo entero y el Sporting no anda sobrado de ellos.

Durante la primera media hora, el gijonés poco pudo hacer para plantar cara a un Mallorca superior en el centro del campo. Gálvez, por primera vez en la era Clemente sin un papel claro de policía de un rival, flotaba por el césped. Y Trejo, encargado de hacer de pegamento entre las líneas, estaba más espeso que nunca. Como contraste, el Mallorca tenía las ideas muy claras y las ejecutaba con una agilidad sorprendente. El Sporting, tan sólido unos días antes frente al Sevilla, era un coladero. Si sólo tuvo que lamentar un gol fue por la escasa puntería de sus atacantes y la sangre fría de Juan Pablo en un mano a mano con Alfaro. Curiosamente, con el gol de Nunes las cosas cambiaron para mejor. Quizá porque sólo había una respuesta posible, el Sporting rompió a jugar. Mendy abrió las hostilidades y, poco después, Colunga restablecía el equilibrio.