La Fórmula 1 se está convirtiendo cada vez más en un campeonato de ingenieros con mucho de visionarios que de potencia (motores) o habilidad (pilotos). Cierto que actuaciones como la de Fernando Alonso en Malasia siempre tendrán reservado un lugar de honor en el recuerdo de los aficionados, pero en el actual «Circo» no hay motores que marquen las diferencias -los McLaren llevan propulsores Mercedes; Renault suministra a Red Bull- y los pilotos recién llegados «de fábrica» lo hacen sobradamente preparados gracias a los cada vez más precisos simuladores. Sebastian Vettel se llevó los dos últimos títulos gracias a la aerodinámica surgida de la suspensión activa ideada por Adrian Newey, en tanto la victoria de Nico Rosberg en Shanghai evidencia que el último invento de Ross Brawn, el «conducto S», puede marcar la temporada.

Brawn, el ingeniero que acompañó a Schumacher en sus cinco títulos en Ferrari y que se sacó de la manga en 2009 el doble difusor que hizo campeón a Jenson Button, lidera ahora el equipo que está revolucionando la parrilla: un nuevo «conducto S» que ha convertido a los Mercedes en los monoplazas de moda. Llevaban 57 años las «Flechas de plata» sin ganar un GP y Rosberg se llevó de calle el de China, y sólo un fallo en un cambio de ruedas impidió a Michael Schumacher estar también en el podio.

El «conducto S» parte del concepto del «conducto F» que se utilizó en 2011 y que quedó prohibido porque debían accionarlo los pilotos con el codo o la rodilla. Lo que se prohibió no fue el artilugio en sí, sino activarlo de manera tan rudimentaria. En vez de renunciar a él, en Mercedes han encontrado la fórmula de accionarlo al tiempo que el piloto pulsa el botón del DRS para levantar el flap del alerón trasero. El efecto que se consigue es equilibrar el coche y, así, ganar velocidad punta. Con el DRS se pierde carga aerodinámica en la parte posterior, pero el «conducto S» consigue nivelarla en la zona delantera, con lo que el coche gana en equilibrio y, al moverse menos, es más veloz.

Mercedes había tenido problemas de degradación en las dos primeras carreras, pero en Shanghai, en las que siempre estuvo en cabeza, Rosberg pudo llevar el coche por la trazada ideal exigiendo un menor trabajo a sus neumáticos.

El «Circo» se traslada ahora al circuito de Shakir (Bahrein), pura potencia y tracción. Ideal para el «conducto S» de Mercedes.