La Primera División parece llorar por adelantado la marcha del Sporting, cuyos jugadores hacen bien en resistirse a la caída. David Gistau, una de las plumas jóvenes más brillantes, confesaba el lunes en su columna que «...amado Sporting, al que ya estoy añorando por anticipado porque detesto que tantos recuerdos de infancia vayan a quedar traspapelados en Segunda División. Con lo que costó subir, carajo. ustedes verán, pero yo me hago socio en cuanto se consume el descenso, que no todo va a ser charolear con los campeones...». Antes Gistau había escrito «como si Javier Clemente hubiera logrado extender sobre el césped una superficie de velcro en la que cual se quedara pegada la pelota...». El Sporting, damas y caballeros, provoca dolor en tantas buenas gentes y buenos aficionados, algunos preocupados ya de la evolución de los acontecimientos en Segunda y, ay, en Segunda B para descubrir los posibles ascensos que quizá pasen por Miranda de Ebro o Madrid o Palma de Mallorca o Cádiz. De estos cuatro, dos serán seguros.

Pero las matemáticas, que diría Nacho Cases, no han dictado aún sentencia, por lo que sigue abierta la puerta a la esperanza. Mientras se espera, el repaso a la tabla desvela la impresionante igualdad en la pelea por los puestos de honor, que no están adjudicados para ninguno de la amplia gama de aspirantes. No habrá margen para la comodidad, tan habitual en algunos finales de temporada, lo que no se sabe si en las actuales circunstancias rojiblancas es buena o mala cosa.

No hay margen de comodidad ni en martes, aunque esto siga sin ser Bélgica, en la caldera de Múnich, ni en miércoles, hoy, en Londres. La final de la Liga de Campeones no deja margen para la reserva ni, mucho menos, la comodidad. El partido de los blancos contra el ogro alemán es la penúltima prueba de que a estas alturas de la competición europea no hay favoritismo que valga. Pero las historietas de cada año se repiten como las lluvias de abril o la floración de los cerezos en el Valle del jerte. Y el sábado, los dos semifinalistas españoles se ven en el gran duelo liguero tras el cual seguirá siendo líder el que lo es y segundo, el que quiere ser líder. Y tras el gran duelo, cuatro partidos más.

Pero las cuestiones importantes, dicen los más finos analistas del lugar, los que a veces apuestan por la vejeces arcaicas, son las más cercanas, las que están centradas en la salvación rojiblanca, necesaria por tantas razones. Por cierto, si pregunto, ¿molesto?: ¿qué jugador del Sporting se ha ofrecido al Granada? Se ve que confía poco en las posibilidades de su equipo y sí lo hace en las de los andaluces de Abel Resino, que tampoco lo tienen todo resuelto. Las ofertas van a abundar en los próximos meses, pero como los recortes han llegado también al fútbol, puede que sean pocas las que se acepten. Los días de vino y rosas se han acabado, incluso en un mundo que parece estar al margen de la realidad. Las cuentas tienen que empezar a cuadrar porque ya estuvo bien de despilfarros y desvaríos.