Sporting y Rayo Vallecano disputarán mañana un partido clásico, entre dos equipos históricos, alejado de los fastos y el esplendor del Barça-Real Madrid, pero con el aroma esencial del fútbol modesto. No habrá ningún título en juego, pero sí el privilegio de competir una temporada más en Primera División. El Rayo aterriza en Gijón con la tranquilidad del que tiene los deberes hechos y comienza a dar los primeros síntomas de relajación. El Sporting peleará con la urgencia del condenado para seguir vivo una semana más.

No habrá lleno en El Molinón a pesar del «día del acompañante» decretado por el consejo de administración. Aunque está garantizada una buena entrada. El club informó ayer de que la grada Norte estaba a punto de llenarse. Habrá también presencia de seguidores vallecanos. El club ha remitido trescientas entradas que ya se venden en Vallecas. Además, ha cursado invitación a varios colegios, cuyos alumnos darán colorido al estadio.

En el plano deportivo, los contendientes vivieron ayer una jornada tranquila antes de la batalla. El Sporting apenas pudo estirar los músculos sobre el césped de Mareo antes de que el intenso aguacero caído sobre la escuela de fútbol obligase a los futbolistas a retirarse el gimnasio. Los pupilos de Sandoval, que también trabajaron con las pesas, se dejaron ver luego por los campos de la ciudad deportiva para realizar unos rondos que no permitieron sacar conclusiones sobre los planes del técnico para cubrir las bajas. Sí se sabe que Tito mejora de su proceso febril, aunque todavía no se ha reincorporado al grupo. Tampoco estuvo Jorge Pulido, ausente por una grastroenteritis. Armenteros participó en los rondos con normalidad, al igual que Míchel. El Rayo volverá a entrenarse esta mañana a puerta cerrada para no dar pistas.

Javier Clemente tampoco da pistas sobre sus planes para enfrentarse al Rayo Vallecano. El lateral izquierdo es la gran incógnita, pero la elección del vasco puede influir a otras posiciones. Si apuesta por Lora, como hizo en Bilbao, se abriría un hueco en el centro del campo que podría facilitar la entrada de Nacho Cases en el equipo. Si apuesta por Ayoze, que sólo ha jugado circunstancialmente en esta posición, no necesitaría retocar. Otra alternativa sería la de hacer debutar al lateral del filial Álex Menéndez. El sportinguismo ha ido ganando ilusión a medida que transcurría la semana y Clemente ganaba efectivos. Mañana sólo vale la victoria. Ganar o ser partidos por el Rayo.

El Rayo llega a Gijón en su peor momento

Pese a ser uno de los mejores visitantes de la categoría, el Rayo Vallecano llega a Gijón en su peor momento. Tras la goleada (6-0) con la que sometió a Osasuna y alcanzó la cifra mágica de los cuarenta puntos, el conjunto franjirrojo ha comenzado a dar síntomas de relajación. Los de Sandoval tan sólo han sumado tres puntos de los últimos dieciocho que han disputado (una victoria y cinco derrotas). La crisis se agudiza cuando el conjunto vallecano juega lejos de su estadio. En sus últimos cuatro desplazamientos, el Rayo ha sido goleado, hasta el punto de que ha recibido diecisiete tantos.

El Sporting haría mal en confiarse por el bajo estado de forma de su rival, que además llega mermado por algunas ausencias significativas, como las de Javi Fuego, Tamudo, Arribas o Tito. El conjunto que dirige con pulso firme José Ramón Sandoval es el cuarto mejor visitante de la categoría. A pesar del triste balance de sus últimos cuatro desplazamientos, los vallecanos han sido capaces de sumar dieciocho puntos en los dieciséis encuentros que ha disputado lejos de su estadio. Ha sumado cinco victorias y tres empates. Tan sólo el Real Madrid (41), el Barcelona (35) y el Valencia (24) mejoran sus registros, que son igualados por Levante y Sevilla (los andaluces con un partido más disputado).

Los mensajes salidos del vestuario vallecano claman contra la confianza. Voces autorizadas, como la del centrocampista asturiano Javi Fuego, cuya lesión parece estar acusando su equipo, han advertido de que cuarenta puntos pueden no ser suficientes para asegurar la permanencia. Por eso, se marcan el objetivo de certificar el objetivo en este encuentro. Pacheco, jugador del Rayo, aseguraba ayer que con 43 puntos estarían salvados. Éste es el mensaje que comparte el sportinguismo. Los rojiblancos necesitan hacer un pleno de cinco victorias para alcanzar la cifra mágica de los 43 puntos, que casi con toda seguridad les permitiría certificar la permanencia.

El problema de los rojiblancos es que se han quedado sin margen de error. Cualquier tropiezo los condenaría definitivamente y los convertiría ya en equipo de Segunda División para la próxima temporada. A pesar de la delicada situación, la moral se ha reforzado con la victoria ante el Levante y con la buena imagen ofrecida en el Santiago Bernabeu. Aun así, se asume que la permanencia sería un milagro.