La continuidad de Javier Clemente en el Sporting está descartada desde hace semanas. Ni siquiera la consumación del milagro de la permanencia parece que pudiera cambiar la suerte del técnico de Baracaldo. Tampoco Clemente se está sintiendo demasiado feliz en Gijón. Ayer mismo, en declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA, reconocía que «no me esperaba esto, no me esperaba que todo fueran problemas e inconvenientes. Desde que he llegado a Gijón, todo lo veo difícil».

El técnico lamenta las críticas continuas de un sector de la afición que cuestiona todas sus decisiones y que silba a futbolistas que Clemente considera cruciales para la salvación rojiblanca. Incluso la buena relación inicial de Clemente con los gestores se ha enfriado. El técnico mantiene su buena sintonía con el presidente, Manuel Vega-Arango, pero poco más.

En un primer momento, Clemente era consultado sobre cuestiones que afectan a la planificación del club a medio plazo. Esto ya no sucede. La armonía se rompió tras la rueda de prensa de Getafe, en la que el técnico cuestionó la capacidad de la plantilla, con el fin de espolear a sus jugadores, y criticó la confección de la misma.