Oviedo, Antonio LORCA

Anécdotas, risas, caras de añoranza de otros tiempos y hasta algún que otro cabreo por no verse entre las imágenes seleccionadas coparon ayer la sala de exposiciones de la Universidad de Oviedo. Y es que se inauguraba una exposición fotográfica que conmemora el 50.º aniversario, cumplido en 2011, de la fundación del club de fútbol dependiente de la Universidad.

Congregados alrededor de decenas de imágenes con alineaciones de varias épocas del equipo estudiantil, ex jugadores y aficionados disfrutaron de lo lindo de una cuidada exposición en la que, de manera austera pero elegante, se acerca la historia de un club que se ha distinguido desde su fundación precisamente por sus buenas maneras y su deportividad.

Tato Nespral, Toni «el Negro», Sagrado, Selín, Zarrita, Antonio Bascarán, Darío, Pincho, Novillo, Manuel Vega-Arango (actual presidente del Sporting), Sevilla y Juan de Lillo en la portería. Ése fue el equipo que echó a rodar un proyecto que comenzó a coger forma después de que la Universidad de Oviedo se impusiera en el campeonato de España universitario de 1960, celebrado en Barcelona.

En la presentación de esta exposición, que estará abierta al público hasta el sábado, estuvo el rector de la Universidad y presidente del club estudiantil, Vicente Gotor, que se mostró «satisfecho» con el equipo de Pulgar: «Es un club emblemático en Asturias, que nos ha dado muchas satisfacciones».

Por encima de otros logros deportivos, como campeonatos de España o ascensos, Gotor quiso poner otros valores que caracterizan a este conjunto: «De lo que se trata es de formar un buen grupo humano. Hemos quedado muchas veces primeros en deportividad; ése es el espíritu universitario y por eso estoy muy satisfecho con el equipo».

Entre los asistentes al acto también se encontraba el actual entrenador, Adolfo Pulgar. Tras doce temporadas al frente del Uni, Pulgar se ha convertido en el alma del club y en una parte muy significativa de su historia.

El técnico piensa estar mucho más tiempo en el club: «El que me dejen», bromeaba. En muchas de las imágenes colgadas de la pared de la estudiantil sala de exposiciones aparecía un Pulgar que ha llevado al Uni a ser uno de los referentes del fútbol modesto asturiano. Y es que el equipo estudiantil es un ejemplo no sólo por sus grandes resultados y sus pasos por Segunda B, sino, sobre todo, por haber impuesto un estilo de juego reconocible y por poner por encima de cualquier otra cosa el juego limpio.

Al recinto universitario se acercaron orgullosos veteranos del club, que vieron con emoción fotos en las que aparecían vestidos de corto, todavía sin canas. Uno de ellos fue Cándido Cabal, miembro de la plantilla de la temporada 1970-71. «Era un equipo con gran espíritu competitivo y muy deportivo: siempre, al acabar el partido, lo primero era felicitar al contrario si nos había ganado», rememoraba. Aquéllos eran tiempos de menos lujos, en los que, asegura este veterano, «nos costaba dinero jugar».

Todo era más precario en aquella época: «Para empezar teníamos que desplazarnos en nuestros coches . Muchos éramos jugadores que habíamos jugado al fútbol profesional y que nos juntamos en este equipo. Había menos medios: entrenábamos en el barro, llevábamos nuestras medias». Y como anécdota, Cabal menciona aquel partido en Mieres, en el campo de Rionegro: «Faltaba un trozo de campo».